Prólogo:
Para mí un emprendedor es alguien que trabaja 1º con imaginación y coraje pensando por cuenta propia y buscando resultados, 2º con honestidad, integridad y decencia, 3º en el campo del conocimiento, 4º dirigiéndose él a sí mismo.
Pues bien, en los tiempos que corren todo Ingeniero del ICAI, quienquiera que sea, debiera ser un Emprendedor Excelente. Aquí atrevidamente, deseo contribuir a ello relatando las conclusiones de mi experiencia como emprendedor. Lo que he aprendido de mis errores y lo que he visto que funciona.
Desarrollo 20 conclusiones concretas. Todas ellas están correlacionadas. Debe reflexionarse sobre cada una y sobre el conjunto. Las 20 deben aplicarse de forma simultánea, no sucesiva, es decir se trata de tener, no unos conocimientos, sino una determinada mentalidad, estado de conciencia, mundo interpretativo o como se quiera llamar.
Para darle una orientación a todo el tema, la palabra – fuerza que inspira esta ponencia es: “responsabilidad”, hasta el punto de llamarlo 20 responsabilidades.
Como esta síntesis realizada es brutal, a veces podría parecer que soy dogmático. De hecho, esta ponencia, en realidad, es más un plan de trabajo que una simple lectura. El profesional interesado puede/debe deducir o intuir otras muchas conclusiones valiosas que se deducen de las presentes, aunque no se puedan incluir aquí.
Los 20 brochazos, intrincadamente correlacionados, espero que dibujen la perspectiva del cuadro.
Y como decía el ilustre romano, “léeme propicio”. Allá vamos:
1ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor se hace cargo y nunca dice “ése no es mi problema”.
Por ejemplo: Suponte que te encuentras a dos picapedreros; pican piedra, y le preguntas al primero: “¿Qué hace Vd.?” y te responde: “Pico piedra”. Después le haces la misma pregunta al segundo y te dice: “Construyo una catedral”. Ahora suponte que, al que te dijo “pico piedra”, alguien le dice: “Por favor, ves a por una carretilla de arena
para hacer el mortero”. ¿Qué respondería? Probablemente diría: “Ése no es mi problema; yo aquí estoy para picar piedra”.
Si se le hiciera esa misma pregunta al segundo que dice que construye una catedral, ¿daría esa respuesta?
Evidentemente no; él estaría dispuesto a traer arena, cuerdas, andamios o lo que hiciera falta. Por tanto, un irresponsable dice: “No es mi problema. El que venga atrás que arree”. Pero un ICAI Emprendedor dice: “Sí es mi problema; me hago cargo y me responsabilizo”.
Solo con corregir esta única actitud, deficiente en muchos profesionales de alto nivel, el mundo sería distinto.
2ª Responsabilidad: A un ICAI Emprendedor le pagan por pensar y por su buen juicio.
En la misma situación anterior suponte que ahora le dice alguien al primer picapedrero: “Por favor, piensa como deberíamos picar estas piedras del arco del arbotante para que soportara bien el esfuerzo y quedara seguro”. ¿Qué respondería previsiblemente?: “A mí no me pagan por pensar; me pagan por picar”.
¿Daría esa respuesta el que dijo que construía una catedral? De ninguna forma; es un emprendedor; precisamente estará pensando constantemente en cómo hacer todas las tareas a realizar para construir una catedral como son la planificación, el control de gastos, los distintos procesos, la logística, como están funcionando los equipos, la formación de la gente, la coordinación y en mil cosas más. Así es como trabaja un ICAI Emprendedor: construyendo
una catedral. El irresponsable trabaja como el que está machacando grava con un mazo.
3ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor se prepara y no improvisa.
Un buen profesional no hace el papel de bombero. Sabe que cuando todo es importante, nada es importante.
Aquí comparo la forma de trabajar del clásico directivo con Juan Pablo II del que todos nos acordamos y que era un emprendedor excelente. El directivo puede llegar a su despacho a las 8 de la mañana; a las 9 se le plantea una crisis con la distribución; a las 11 otra con los precios; y a la 1 otra con el Comité de Empresa. Y por la tarde enlaza con otras crisis que proceden de anteayer; es decir, se ha convertido en un gestor de crisis. Juan Pablo II nos impresionaba porque en su gestión, tremendamente complicada y sometida a extraordinarias presiones, nunca gestionó una crisis, ni le zarandearon las circunstancias. Decidía si tocaba evangelizar las islas Fiji, escribir el catecismo o reorganizar la curia. O si tocaba estar con un jefe de estado, un millón de personas o un deficiente mental. Priorizaba y era consecuente con su plan. Creó futuro. Nos desarrolló a todos. Era un líder emprendedor. Un buen modelo para todos nosotros.
Quien trabaja tapando agujeros y deshaciendo entuertos, no crea absolutamente nada ni desarrolla a nadie. El viejo refrán dice: Lo que deprisa se hace, despacio se llora.
4ª Responsabilidad: A un ICAI Emprendedor le pagan por ser eficaz.
Un profesional puede ser inteligente, tener conocimientos, experiencia, hacer un gran esfuerzo, y sin embargo ser ineficaz.
La eficacia es la capacidad para hacer lo que se debe hacer. Eficiencia es la capacidad para hacerlo bien.
Saber hacerlo no suele ser el problema, pero la eficacia sí. No hay peor solución que una buena solución dada a un problema que no existe. El ineficaz centra su trabajo en lo que le gusta y en lo que le pide el cuerpo. Con frecuencia se vuelve “imprescindible” y acaba siendo un tapón en la organización; una persona imprescindible es aquel que crea problemas que sólo él puede resolver.
Un ICAI Emprendedor se hace constantemente las siguientes preguntas: “En las circunstancias actuales, ¿qué debo hacer? o bien ¿qué objetivo me debo fijar para dentro de 8 meses?”
He conocido multitud de profesionales ineficaces en todos los niveles organizativos, incluso muy altos. Los eficaces escasean; la “eficacia” es una asignatura que nunca hemos estudiado, aunque quizá deberíamos haberlo hecho. A ser eficaz se aprende mucho mejor teniendo un buen jefe, que haciendo un master.
Un corolario importante: lo que yo “debo hacer” es también una consideración ética. El binomio ética – eficacia es peligroso separarlo. El ineficaz prescinde de la ética.
5ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor entiende que la información es responsabilidad.
La información es abundantísima, estamos ávidos de ella y es barata. Toda la vida habíamos pensado que la información era poder, pero ahora resulta ser responsabilidad. El que fluya bien la información es el primer paso para la existencia de trabajo en equipo.
Ejemplo: En una operación de cirugía, en el quirófano, la primera función es poner anestesia. Seguidamente el anestesista tiene la responsabilidad de informar al cirujano y a todos los demás de cuál es la situación de la anestesia para poder seguir adelante.
Si en una empresa un ICAI Emprendedor es el jefe de tecnología, entenderá con qué ojos ven el mundo el financiero, el de servicio al cliente, y el de Recursos Humanos, por ejemplo. Si el jefe de tecnología no se interesa en comprender mínimamente bien los objetivos y problemáticas de estos otros profesionales, no les informará o les informará mal de los cambios que él mismo está tratando de hacer. Los demás también estarán cada uno a lo suyo y entre todos estarán construyendo una torre de Babel. Típico, nadie se morirá como en el quirófano, porque en la empresa las consecuencias del mal flujo de la información no son tan evidentes. Pero los costos ocultos de coordinación interna se dispararán, la empresa perderá productividad; y ese jefe de tecnología será mediocre, aunque se trate de un tecnólogo magnífico.
Existen numerosos ejemplos en los que la información existía, pero no fluyó por buena o mala voluntad, y el resultado fue desastroso.
6ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor sabe que la autoridad implica responsabilidad.
Si un ICAI Emprendedor asume toda la autoridad sobre un proceso o proyecto u organización, automáticamente asume también toda la responsabilidad para llevarlo a buen fin.
Nos gusta la autoridad; el derecho a actuar, el poder que se nos atribuye y el nivel de estatus y representación; así uno llega erróneamente a considerar que la autoridad es un privilegio. Corresponde al mal ejemplo que dan muchos personajes públicos, que entienden mal el concepto autoridad; vienen a decir: “mis colaboradores son malos, pero yo soy bueno”. Eso es no tener la menor idea de lo que significa ejercer la autoridad.
Autoridad y responsabilidad son la cara y la cruz de la misma moneda. Responsabilidad son las obligaciones de planificar, organizar, dirigir y controlar para llevar la tarea a buen fin. Uno solo puede asumir la autoridad de una cosa si honestamente también puede asumir la responsabilidad. Una persona sensata, si fuera consciente de la responsabilidad que realmente implica un cargo de cierto alcance, en muchos casos renunciaría a él.
7ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor es un buen colaborador que se dirige a sí mismo.
Por 1968 cuando empecé a trabajar me dieron la descripción de mi puesto de trabajo, y me dirigía mi jefe que sabía hacerlo. Pero hoy día las cosas han cambiado. Si un jefe no tiene colaboradores que saben más que él de muchas cosas, le sirven de bastante poco.
Debido a la tremenda sobrecarga de información, a la globalización y al mundo que ya nos ha venido encima, un ICAI Emprendedor tiene que ser capaz de dirigirse a sí mismo sin esperar que nadie le diga qué tiene que hacer. En rigor, creo que en la organización de hoy día, cualquiera que sea, todos los profesionales con conocimientos deben actuar como emprendedores.
Un jefe bastante tiene con hacer su trabajo bien hecho. ¿Por qué? Porque su colaborador es un especialista de una tarea que el jefe probablemente no haya hecho nunca, y de la que sabe menos que él. Hoy día en una empresa mediana hasta el recepcionista tiene que saber gestionar su puesto. Por tanto, un buen colaborador, por supuesto respeta a su jefe cuidadosamente, sobre todo le informa bien, pero su actitud es: “soy responsable y me dirijo a mí mismo”.
Por cierto: ¿en qué se diferencian las características de un buen jefe de las de un buen colaborador? Respuesta: en nada; son idénticas; el que es bueno para una cosa, lo será también para la otra; y es un emprendedor.
8ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor sabe lo que significa ser persona.
Nadie dirige un departamento, un proceso, un proyecto o una empresa. Sólo se dirigen personas.
La persona es fuertemente influenciable tanto por la confianza como por el miedo. Sus limitaciones, o grandes perspectivas, se las autoimpone según las circunstancias en que le pongamos. Un ICAI Emprendedor enciende y canaliza la energía vital de la persona que la multiplica y logra que vaya mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria. Pero esto es algo a creer de corazón porque no admite la más mínima manipulación, componenda o apaño. Un emprendedor sabe que quien de verdad trabaja bien, más que por el dinero, por la empresa, por el cliente, por el prestigio, o por su jefe, lo hace por sí mismo.
Esta energía, hoy día es la única clave de la competitividad; un manipulador la puede reducir prácticamente a cero. Cree que dirige máquinas; pero la persona está mal diseñada como máquina. Como máquina trabaja bien una máquina. La persona trabaja bien cuando se siente a gusto y lo hace a un ritmo variable como se le ocurra. Entonces da más de sí y se supera a sí misma.
El líder emprendedor sabe que quizá su trabajo más necesario y difícil es el de conocer bien a los demás, que se dice pronto; y que toda persona tiene su dignidad y exige un respeto. Desmotivar es facilísimo.
9ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor es un buen jefe consciente de la importancia de su comportamiento.
Universalmente se cree que “la autoridad se tiene para mandar y decirles a los demás lo que tienen que hacer”; como si necesitaran un manual para encontrar la puerta. Olvidamos el otro viejo refrán de que “aquí el más tonto hace relojes de madera”. La verdadera labor de un jefe, es más difícil. La autoridad, ante todo, la tiene para educar. Se trate de un guardia, del Papa o de una madre.
Educar significa sacar fuera (hacer aflorar las fortalezas). Forzosamente implica exigir; como suena. Todo ICAI Emprendedor es siempre exigente; primero consigo mismo, y luego con los demás. Sabe hacer atractivo un alto nivel de exigencia.
Un buen Jefe es consciente de que su comportamiento genera el comportamiento de los demás. No les influirá lo que les diga, sino el cómo se comporte. Tuve un jefe que siempre nos hablaba de la calidad; nos decía que era su prioridad esencial; algunas de sus exposiciones fueron francamente brillantes; pero él siempre miraba los stocks, que era lo que realmente le importaba; y, claro está, lo único que nos preocupaba a todos los demás.
En una empresa si te tratan mal en recepción, te tratarán mal en el equipo directivo. Si un Jefe es amable, sus colaboradores lo serán; si se planifica, sus colaboradores se planificarán; si aprende, aprenderán; si es corrupto, ellos lo serán; y si es excelente, ellos también.
Y lo más crítico: ¿Cuándo una organización se desarrolla y crea músculo? Cuando su equipo directivo se desarrolla y crea músculo. El cuello de botella está en la parte alta de la botella.
10ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor revisa su mentalidad.
¿Por qué solemos cometer errores? No los cometemos por falta de lógica ni de conocimientos, sino por lo que damos por supuesto. Por nuestros axiomas de partida, supuestos, creencias, estado de conciencia, mundo interpretativo, mentalidad o como se quiera llamar. Esos supuestos pueden arrastrar a una situación global de crisis, miedo, mediocridad y manipulación, tan frecuente, o en el otro extremo a otra de excelencia, confianza y responsabilidad que es el concepto esencial que define a todo líder emprendedor.
Lo difícil no es el cambio, sino el cambio con éxito. Si uno no modifica su estado de conciencia, no se modifica lo esencial. Tenemos que prescindir de muchos de los viejos anclajes, que son erróneos aunque nos den sensación de seguridad, y sustituirlos por otros nuevos, varios de los cuales exponemos aquí.
Otro ejemplo: Un verdadero líder rara vez tiene un problema de falta de tiempo. Se planifica y comete pocos errores en la vida porque se conoce bien a sí mismo. El problema, no es la falta de tiempo, sino la falta de liderazgo y de mentalidad. Cuando uno modifica su mundo interpretativo, regresará donde estuvo siempre; y lo verá por primera vez.
11ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor es un líder que da ejemplo.
Tres definiciones de líder erróneas y frecuentes: 1ª Un líder es alguien popular. En efecto, un líder popular se dispersa en muchas direcciones distintas, es ineficaz, comienza mil cosas y no acaba ninguna, tiene abundantes comportamientos absurdos, pierde el tiempo y lo hace perder a todos. 2ª Un líder es alguien carismático. Esta definición corresponde a un líder todavía de peor especie; se considera un visionario genial e iluminado, que no necesita reconsiderar nada. Lo sabe todo. Practica el culto a su personalidad. Cuando se va, deja siempre un barco
que se hunde. 3ª Un líder es alguien que tiene seguidores. También falso. Uno puede tener seguidores porque les paga, o porque le tienen miedo, o porque les engaña, o porque los hipnotiza. Todos estos más que líderes son manipuladores.
Un verdadero líder desarrolla y educa a los demás; trabaja con honestidad, imaginación y coraje. Es exigente; y se exige más a sí mismo que a los demás. Pero por encima de todo da ejemplo, aparentemente algo de poca importancia.
Cuando empecé a trabajar, hace 47 años, uno de mis primeros jefes fue un veterano ICAI emprendedor, alto, delgado, serio y de pocas palabras. Creo que nunca me invitó a un café, ni era especialmente dialogante. Pero era un verdadero líder porque daba ejemplo. Respetaba el trabajo, a los demás y a sí mismo; y sacó lo mejor de mí. Ser líder no es cuestión de ser simpático ni de tener buen rollo. Aprendí con él que el trabajo en equipo no es tanto cosa de consenso, participación y tolerancia como de compromiso, humildad y responsabilidad.
12ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor es humilde.
¿Necesita el profesional de la empresa ser humilde? A bote pronto la respuesta parece negativa. El ser directivo y ser humilde suena a contradicción. Parece como si la necesidad de prestigio, estatus, preponderancia y popularidad fueran el polo opuesto de la humildad.
Es preciso pensarlo por segunda vez: ¿Por qué es una equivocación? Porque la humildad es modestia, fortaleza y firmeza en las decisiones. ¿Alguien diría que la Madre Teresa de Calcuta, ejemplo de humildad, era débil?
En un buen Director, el verdadero “core business” radica en su mente clara y sencilla que no permite que su “ego” se interponga en el camino del éxito.
El humilde, a) se conoce mejor a sí mismo y el límite de sus fuerzas, b) conoce mejor el entorno y la competencia, c) se abre a pedir consejo sin ser víctima de sus propias fantasías, d) sabe rectificar y e) cuando ve claro el camino, es indomable. Virtud significa fortaleza. Un ICAI Emprendedor es humilde.
13ª Responsabilidad: A un ICAI emprendedor le pagan por dar resultados.
Antes se decía que a un empleado le pagaban por trabajar; esa afirmación es una fuente de malentendidos y no me gusta. A un empleado se le debe pagar por su aportación y sus resultados.
Porque ¿qué significa trabajar? El jefe de un taller de calderería me dijo en una ocasión que a él le pagaban por gritar. Muchas personas me han dicho que por correr. He visto bastantes presidentes de empresas de tamaño notable que trabajan en su mesa de despacho como si estuvieran machacando grava con un mazo. A otros muchos les pagan por descansar. ¿Se imagina la fiesta que se originaría en este país este fin de mes si le pagaran a cada trabajador sólo por su aportación real al avance y la mejora?
14ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor es maduro.
Desgraciadamente en muchos matrimonios conocemos las consecuencias de la inmadurez.
¿Qué es la madurez? Es la capacidad para dar a cada cosa la importancia que tiene. Un inmaduro no da importancia a cosas que son de la máxima importancia, y le da importancia a cosas que apenas la tienen. Quien se conoce bien a sí mismo es maduro. Sólo se responsabiliza quien se conoce a sí mismo.
¿Qué trabajos, por ejemplo, puede estar haciendo un emprendedor?: Concebir un proceso, diseñar un producto, crear un mercado, hacer un cuadro de cash-flow, revisar un contrato, revisar un PERT, asignar una persona a un puesto. En todos los casos compromete recursos limitados a un futuro desconocido. Tiene que pensar en las consecuencias de sus actos y reflexionar sobre el alcance de sus propias decisiones. Exactamente eso es planificar; por eso un ICAI Emprendedor tiene que ser maduro.
Creo que una persona madura: a) Tiene una resistencia elevada a la frustración, b) no necesita ser el centro de atención, c) escucha bien al otro desde el punto de vista del otro, d) no se siente ofendido cualquiera que sea el trato recibido, y e) no critica, ni condena ni se queja. Siempre es positivo. Es decir le tiene tomado el pulso a la vida. La madurez y el liderazgo emprendedor están muy vinculados.
15ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor actualiza sus conocimientos.
Después de estar dos años haciendo lo mismo, uno se vuelve esclavo de la rutina; da las cosas por sentadas, cree que todo lo sabe, recicla sus vanidades y piensa que son los demás los que tienen que aprender.
Actualmente un buen profesional tiene que estar reciclando y actualizando sus conocimientos cada 2 ó 3 años; primero para apuntalar mejor sus propios puntos fuertes, y segundo porque hoy día en ese tiempo los conocimientos se han quedado obsoletos.
Por ejemplo: si trabajas como vendedor de pesticidas quizá debas repasarte la ética de ventas; o si eres un jefe logístico quizá ha llegado el momento de hacer un curso de Excel avanzado; o si eres del departamento de marketing quizá debas hacer un curso de precios. Esto es lo que marca la diferencia entre un buen profesional de un magnífico profesional. La clave está en saber hacer genial lo que uno ya sabe hacer bien.
Además para cultivar el espíritu y hacer operativo todo lo que se está diciendo, es necesario leer detenidamente a los clásicos de cada país que hayan contribuido a crear una lengua; porque dan en el clavo de lo que es el espíritu humano. No es preciso leer muchos textos, sino seleccionar los buenos y releerlos: Por ejemplo, El Quijote, Fausto, La Divina Comedia, Cántico Espiritual, la última Carta Apostólica del Papa.
16ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor sabe que cada persona es genuina.
La retórica socialista nos ha metido el gol de que “todos somos iguales” cuando en realidad “todos somos distintos”, o muy distintos. Haría falta un “Plan para la desigualdad”.
Un trabajo en equipo bien hecho pone de manifiesto lo peculiar, auténtico y genuino de cada miembro. Lo que le diferencia de los demás. Si todos fuéramos iguales, estaría de sobra el trabajo en equipo. Pero no, cada uno de nosotros necesita una atención personalizada.
Esta absurda igualdad político-social impuesta, la indico como responsable importante del “achatarramiento” y abolición de la persona. Este daño ético origina una gran pérdida de productividad y competitividad.
Precisamente la superación de la crisis nacional exige ante todo la recuperación de la persona como persona, siendo necesario ser capaces de recuperar la “categoría social digna” que se debe a todo trabajador. Justo esta es la responsabilidad esencial del emprendedor excelente y de la RSC. (En la RSC, el código de “buenas prácticas”, respeto del entorno y similares son consecuencias; y no rara vez mensajes de humo).
17ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor sabe que la respuesta a un desafío difícil se plantea a nivel espiritual.
Para superar un desafío difícil o una crisis, tanto a nivel nacional como organizativa, e incluso a nivel personal, la creencia común errónea es que se requieren nuevas normas o reformas legislativas, constitucionales, educativas, laborales, más conocimientos o tecnologías, o mejor acceso a recursos económicos.
Todas esas cosas son necesarias, pero ninguna de ellas es la clave de la cuestión. El verdadero desafío se plantea a nivel espiritual, cultural, ético o antropológico. El simple acceso a recursos de todo tipo y el dominio de nuevas técnicas, sellan la propia ruina si no se es capaz de superar el desafío que se plantea a nivel del propio espíritu. El siguiente punto es un buen ejemplo:
18ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor lucha para convertir una jerarquía en un equipo.
En una organización jerárquica pura y dura, de las que tantas conocemos, y que se puede representar por un triángulo bastante vertical, el que manda, manda. Es típica de nuestra cultura individualista. En ella es fácil que haya corrupción y mentiras a todos los niveles; apenas interesa ni la innovación ni el liderazgo, ni la calidad de servicio. Aquí nadie toma una decisión porque el miedo a cometer un error le paraliza; cuando analizas los problemas y hablas con distintos departamentos resulta que cada uno es inocente y la culpa la tienen los demás.
Frente a ella está el equipo, representado por un círculo. El equipo no admite corrupciones ni mentiras porque todos están al tanto de todo. Genera conocimiento. Cualquier nueva información es admitida y centrifugada. Y se toman todas las decisiones que hagan falta. Si hay trabajo en equipo, forzosamente hay innovación, cambio, productividad y mejores resultados. En esta organización, la persona no sólo es tenida en cuenta; sino que es el único elemento esencial.
¿En qué se diferencia una organización de la otra? En el estado de conciencia, cultura, mentalidad o mundo interpretativo. No se puede dar el cambio a base de dinero, ni de normas ni tecnologías. Es el cambio cultural más importante que tenemos pendiente de dar en España, y para el que hace falta una multitud de emprendedores.
El viejo modelo de “mando y control”, en el que muchos de nosotros, los veteranos, tanto trabajamos, y que tan buenos resultados daba, ya no es viable.
Ahora es preciso innovar continuamente, y crear ambientes de trabajo que alienten a las personas a dar lo mejor de sí mismas. El nuevo mundo de la globalización e información fuerza a ello. Además los nuevos profesionales exigen respeto y cada vez están menos dispuestos a aceptar los caprichos de nadie. Es esencial en todas partes y a todos los niveles crear emprendedores excelentes.
19ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor sabe que los comportamientos llevan la voz cantante.
Supongamos que en unos ejes de coordenadas representamos la dimensión de los conocimientos en el eje horizontal y la de los comportamientos en el vertical.
Cuando hay dificultades, uno tiende a pensar que debe haber algo que le falta por saber. Pero suele ser un error porque los problemas en la inmensa mayoría de empresas y organizaciones, se deben mucho más a la falta de comportamientos que a la de conocimientos, es decir a falta de dimensión vertical, o cultural, no de dimensión horizontal o estratégica. Y esto incluso en empresas de alta tecnología con conocimientos avanzados.
Las dificultades se deben sobre todo a falta de comunicación, de motivación, trabajo en equipo, de innovación, de delegación, de compromiso, de información, de autodominio. Dicho de otra forma, a falta de responsabilidad, de cultura, de mentalidad, o de líderes emprendedores; es decir de insuficiente altura.
En el eje vertical está la esencia íntima de la persona, que tiene inmanencia capacidad de superación, profundidad.
El eje horizontal, realmente es superficial; éste de la estrategia, conocimientos y tecnologías, es plano; podría decirse: “esto es lo que hay”.
En principio, los dos ejes son importantes para el aumento de la productividad o de líderes emprendedores, ¿pero cuál lo es más de los dos?: El eje vertical porque es el radical, el que lleva la voz cantante; donde está el núcleo de la persona; la cultura de la empresa, el eje inductor; la causa; la clave de la cuestión. El horizontal es el inducido; la consecuencia. Los conocimientos son más fáciles de adquirir, son “superficiales”; no están en la esencia del ser de la persona. El liderazgo genera tecnología; la tecnología no genera liderazgo.
20ª Responsabilidad: Un ICAI Emprendedor tiene el arte, la prudencia y el atrevimiento para obrar siempre éticamente.
Aquí se plantea el enfrentamiento entre “Todo es relativo y me limito a cumplir la ley” frente a: “Cumplo mi palabra, soy profesional, honesto y tengo principios”. Lo legal y lo moral son dos cosas distintas. El tema es espinoso porque siempre queremos nadar y guardar la ropa.
Parece que las florituras morales están de sobra. La competencia es agresiva, los mercados presionan para lograr precios más bajos y los accionistas para rendimientos más altos. Los objetivos y el presupuesto están por encima de todo. Hay incentivos perversos. Los valores son expulsados con fuerza hacia la esfera privada.
La ética parece que tiene que ser algo rentable. Hay mucha filosofía relativista, materialista, pragmática, nihilista, progresista que expulsa con violencia la ética a la vieja usanza, el derecho natural y en una palabra la excelencia humana. Por último, hay altos cargos que son unos depredadores, que consideran todo esto una ingenuidad y que están lejos de ser un modelo de referencia que valga la pena. En una palabra, parece que uno o se retira, o como Fausto, tiene que acabar vendiendo su alma al diablo.
Pues bien yo defiendo, porque lo he visto en suficientes ocasiones, que un planteamiento honesto, además de deseable es posible. Es cierto que no se puede ir con la verdad por delante de forma simplista; lo de ser sencillo como la paloma y astuto como la serpiente continua siendo un buen consejo.
Nunca son tan malos los tiempos como para impedirte obrar bien. Un ICAI, emprendedor excelente, lo logra.