1. El primer Cristianismo puso las bases para el desarrollo de la razón, la libertad y la igualdad.

El origen del Cristianismo estuvo en la religión judía, concretamente en su secta de los esenios. Inmediatamente a la predicación de Jesucristo, Pablo de Tarso, judío y ciudadano romano, propuso un Cristianismo para todas las personas. Para Pablo era posible ser cristiano sin que fuera necesario convertirse antes al judaísmo. El primer proselitismo cristiano fue en la parte oriental del Imperio Romano, pero rápidamente se extendieron por todo su territorio.

En el siglo segundo el número de cristianos no era relevante, pero destacaban del resto de religiones del Imperio Romano en negar la autoridad absoluta del emperador. Los cristianos cooperaban y participaban en la vida social, pero siempre se negaron a dar culto divino al emperador. Los cristianos se consideraban ajenos a la política del Imperio Romano. Tertuliano decía que el estado es enemigo de Dios, y los poderes y dignidades de este mundo son extraños a Dios.

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Las cuatro ideas principales del paradigma Democrático

La expansión del Cristianismo, en los siglos segundo a cuarto, se debió a su fuerza moral basada en: (i) conciencia y valor del individuo, y (ii) esfuerzo por una sociedad más justa y más libre. Como ejemplo, por imperativo moral los cristianos aceptaban a los esclavos en sus comunidades, en su organización los esclavos podían ser diáconos y sacerdotes, incluso un liberto llegó a obispo de Roma. Pero el cristianismo no se opuso en esa época a la institución de la esclavitud.

Para los primeros escritores cristianos fe y ciencia estaban en abierta oposición. Pero, por necesidad de proselitismo, los apologetas cristianos utilizaron los conceptos filosóficos y científicos de su época, por ejemplo conceptos de Aristóteles como esencia, sustancia y naturaleza. Los estoicos proporcionaron conceptos relevantes en el Cristianismo como la ley eterna, los predicados de Dios como unicidad, eternidad, carácter absoluto y omnipotencia. Agustín de Hipona, en el siglo cuarto, conforma el canon cristiano de su época y reclama, para uso cristiano, lo verdadero que los filósofos han dicho.

Tertuliano, vicario del siglo cuarto, proclama el derecho del cristiano a desobedecer la ley cuando la encuentre injusta. En el siglo cuarto, Osio obispo de Córdoba escribe al emperador Constantino: “Desiste de mezclarte en los asuntos de la Iglesia… ni nos mandes sobre puntos en que debes más bien ser instruido por nosotros. A ti Dios te dio el Imperio, a nosotros nos confió la Iglesia…. Por lo tanto, ni a nosotros nos es lícito el imperio en la tierra, ni tú tienes potestad sobre las cosas sagradas”.

Para el Cristianismo, la igualdad radical entre los hombres se basa en que todos sin excepción de naciones, riquezas, etc., son hijos de Dios. Esta igualdad en su origen establece el resto de igualdades, sin que haya base ninguna para justificar diferencias en los derechos básicos. En el Sermón de la Montaña, Jesucristo califica a las diferencias que se dan entre los hombres como circunstanciales, así “los ahora ricos pasarán hambre, los ahora perseguidos serán recompensados,…”. En el siglo cuarto, Ambrosio obispo de Milán establece que el derecho de poseer es un derecho original y propio de todos, pero los bienes o riquezas se convierten en buenos cuando se gozan compartidas con los pobres y huérfanos. Los cristianos tenían derecho a una cantidad mínima para subsistir, la comunidad tenía que darles trabajo (aceptado obligatoriamente), o facilitarles una asistencia gratuita.

De esta forma, el Cristianismo de los siglos primero al cuarto aceptó utilizar la razón como método de proselitismo. También su propósito de independencia del poder político inició una separación de poderes, básica para el desarrollo futuro de la libertad. Y con la afirmación de que todas las personas son hijos de Dios, da un primer argumento para la igualdad entre todas las personas.

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Hitos básicos de la evolución de la idea de la Libertad en el Cristianismo

2. Retraso del desarrollo de la libertad y de la igualdad en los nueve siglos siguientes.

Después del reconocimiento de la religión Cristiana por el Imperio Romano en el siglo cuarto, el desarrollo político fue diferente en las dos partes en que se dividió este Imperio. En el Imperio Oriental, el emperador controlará la organización de los cristianos, poniéndola a su servicio. El emperador Constantino intervino en el concilio de Nicea, siglo cuarto, para resolver las disensiones internas de los cristianos. Dos siglos después, el emperador Justiniano otorga rango de funcionario imperial a los obispos.

En el Imperio de Occidente, el Obispo de Roma intentó suplir el vacío de poder político por la derrota militar ante los pueblos bárbaros. Los obispos tuvieron que liderar una sociedad desarticulada por las invasiones bárbaras. El poder de la jerarquía de la Iglesia Cristiana se incrementó hasta el punto de que, en el siglo sexto, el Obispo de Roma fuera, por donaciones recibidas, el mayor terrateniente de la península itálica.

En Europa Occidental fue dominante el sistema Feudal que se caracterizó por: (i) una economía agrícola localizada, (ii) las comunicaciones escasas y lentas, (iii) las diferentes clases sociales jerarquizadas piramidalmente, (iv) la Iglesia Cristiana Occidental, bajo el dominio del obispo de Roma, como poder espiritual, y (v) la ley era un concepto universal, la ley natural, que se concretaba a una cuestión de costumbre y tradición. El Papa actuaba como supremo señor espiritual, el Emperador como señor temporal. Desde el siglo catorce, en España, Francia e Inglaterra, crece la unidad nacional en pugna con la Iglesia Cristiana, aunque la transición al estado-nación fue lenta.

Como consecuencia de la evolución política descrita, los avances en la libertad y en la igualdad que promovió el Cristianismo primitivo no continuaron desarrollándose. Sólo al final de este período surgen movimientos críticos a la jerarquía de la Iglesia que, aunque no consiguieran totalmente su finalidad, fueron una base para los cambios intelectuales siguientes.

3. Los principales intentos de reforma de la Iglesia Cristiana Occidental, en los siglos del trece al quince.

La utilización de la razón como método teológico alcanza un punto culminante con Tomás de Aquino, siglo trece, que en su teología utiliza muchos conceptos de Aristóteles. También en el inicio del siglo trece, Francisco de Asís planteó, ante la ostentación de poder por la jerarquía cristiana, una respuesta basada principalmente en: (i) Rechazar la propiedad, diferenciando entre propiedad y uso. (ii) Practicar la Fraternidad, que como tal fue recogida posteriormente por el Humanismo y desarrollada por diferentes filósofos hasta la actualidad. (iii) Afirmar la hospitalidad hacia los extranjeros como un principio universal.

En el siglo catorce, surge el movimiento Devotio Moderna, con relevancia en la espiritualidad occidental, por ejemplo “De imitatione Christi” de Tomás de Kempis. Devotio Moderna propone un individualismo religioso basado en la voluntad, generosidad, sobriedad y sencillez. Para llevar a cabo el objetivo anterior, plantean el método, el orden y la meditación personal, sin preocupaciones teóricas.

En el siglo quince, Nicolás de Cusa, cardenal y figura relevante en la Iglesia Cristiana Occidental, y también importante filósofo, para algunos el iniciador de la Filosofía Moderna, defiende: (i) El predominio del “concilio”, grupo de notables que representantes al total del colectivo, frente al Papa, autoridad ejecutiva. (ii) La naturaleza libre de los hombres, por lo que el principio de autoridad legítima proviene solamente del acuerdo y del consentimiento. También explica que los emperadores y papas deben su autoridad a un pacto social general, ya que la autoridad se establece por la elección y consentimiento de hombres libres por naturaleza.

Los intentos de reforma citados fueron sólo una muestra del afán de reformas, desde dentro, de la Iglesia Cristianan Occidental. El afán reformista trajo en consecuencia, en el siglo dieciséis, tres ideas que si consiguieron éxito: el Humanismo, el método Científico y la nueva mentalidad Económica.

4. Nacimiento del Humanismo y del método Científico.

En el siglo quince, los humanistas quieren basarse en las fuentes grecolatinas antiguas. El Humanismo inicia el proceso de secularización en Europa Occidental, aunque considera compatibles la cultura clásica y Cristianismo. Los humanistas se consideraban cristianos y creían que su Humanismo era el Cristianismo interpretado correctamente. Pero también tenían una fe inquebrantable en la razón humana, por lo que se debía instruir a todos los hombres para evitar la pobreza. Cualquier persona es un fin en sí mismo, todos pueden realizarse personalmente y desarrollar sus aptitudes. Los derechos humanos son básicos, cada persona debe esforzarse por la libertad, la igualdad y la justicia entre los hombres. Fue relevante la coincidencia de los humanistas con: (i) la imprenta que abarató la edición de libros, y (ii) la traducción de los libros canónicos del Cristianismo a las lenguas vulgares.

Uno de los principales humanistas fue Desiderius Erasmo (1446 – 1536), sacerdote católico y teólogo, que proponía una reforma de la iglesia Católica desde dentro. En sus discusiones con Lutero defendió el libre albedrio, frente a la doctrina de la predestinación. Erasmo, que para su argumentación se apoyó en los más importantes autores cristianos, defendía: (i) las personas pueden escoger entre diferentes vías de acción, y (ii) esta elección no debe estar determinada por hechos anteriores.

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Hitos básicos de la evolución de la idea de la Razón en el Cristianismo

También en el siglo quince se inicia el estudio del universo basándose en los avances matemáticos. Posteriormente, inicio del siglo diecisiete, Descartes plantea una visión mecánico-geométrica-matemática del mundo y, en consecuencia, define la realidad de forma material: ¿Cómo son las cosas, de qué constan, a qué leyes obedecen? Newton define los principios de la Física mediante la formulación inducida y la verificación empírica, ambas son las bases del desarrollo posterior de la Ciencia. Los científicos citados, y los contemporáneos suyos, fueron cristianos convencidos, que defendían la existencia de un Dios independiente del mundo.

5. Nuevas ideas económicas en relación con las nuevas ideas religiosas.

Hasta el siglo dieciséis, la moral cristiana proponía que las personas trabajaran solo para vivir. En el caso de que dispusieran de alguna riqueza, podían evitar trabajar y dedicarse a otras actividades y a la caridad. Pero en el siglo dieciséis empieza la moral del individuo, es decir la disposición a elegir por uno mismo lo máximo posible, elecciones que tienen que ver con las actividades y ocupaciones, los deberes y responsabilidades. Max Weber, basándose en estudios estadísticos de las poblaciones alemanas protestantes y católicas, llega a la conclusión, publicada en “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” de 1904, de la relación entre determinados aspectos de las iglesias cristianas protestantes ascéticas, y elementos constitutivos, como la idea de profesión, del espíritu capitalista:

  1. Max Weber denomina espíritu del capitalismo a la mentalidad que aspira sistemáticamente y profesionalmente al lucro por el lucro mismo. El espíritu es la práctica de una conducta que hay que seguir como norma de vida, ganar dinero es un deber, que no tiene la finalidad de satisfacer intereses personales. Esta mentalidad económica es la impulsora del capitalismo moderno, aunque anteriormente hubiera un desarrollo capitalista sin ella.
  2. Según Max Weber, en el protestantismo ascético, principalmente calvinismo, pietismo, metodismo y sectas baptistas, el trabajo profesional sirve al orden racional del mundo que Dios ha determinado. Sólo con una conducta personal sistemática y racional, se puede acreditar estar entre los elegidos.
  3. Finalmente Max Weber, concluye que el modo de vida racional del protestantismo ascético favoreció el espíritu del capitalismo. La viva religiosidad del siglo diecisiete dio, a los empresarios capitalistas, una buena conciencia para su actividad, siempre que éste se realizara de forma legal. Pero esta referencia religiosa, que impulsó la nueva mentalidad económica, desapareció posteriormente del capitalismo, que se liberó de sus primeras raíces religiosas.

Resumiendo, el camino hacia el desarrollo económico vino determinado por la ética racional, en el siglo dieciséis, de determinadas iglesias Cristianas. Aunque esta conclusión no sea aceptada como la única determinante del desarrollo económico posterior, parece evidente que fue relevante como iniciadora de la idea de progreso del paradigma Democrático.

6. El conflicto religioso y los cambios políticos en la Inglaterra del siglo diecisiete.

Durante el siglo diecisiete, el poder ejecutivo de Inglaterra tuvo seis reyes de tres casas reales diferentes (Tudor, Estuardo, Orange), de los que uno fue decapitado y otro expulsado, una república y una dictadura. Se considera tres fuentes importantes de los conflictos:

  1. Los intereses económicos de la burguesía,
  2. Las convicciones morales, y
  3. Criterios de la conciencia religiosa.

Al inicio del siglo diecisiete, la Iglesia Anglicana oficial estaba unida al poder del Estado y éste perseguía a las otras iglesias. Con la Revolución Gloriosa de 1688, el parlamento expulsa al último rey Estuardo y consigue que sus derechos sean reconocidos por el nuevo rey de la casa de Orange. Al final del siglo diecisiete se logra un espíritu de tolerancia entre las diferentes iglesias cristianas, aunque se mantiene la exclusión de la católica. Pero durante estos conflictos surgen propuestas, contradictorias entre ellas, que fueron precursoras de movimientos importantes que surgirán dentro del paradigma Democrático en los siglos siguientes.

6.1 La razón de Estado (Hobbes)

Para Hobbes, la sociedad humana es racional, un cuerpo artificial, una maquinaria producto de la actividad humana. La sociedad se construye con: (i) El deseo que lleva a tomar para sí lo que otras personas desean y que hace surgir los impulsos y emociones. (ii) La razón, causa reguladora, que encauza de modo inteligente la acción hacia la finalidad de la propia conservación. La razón puede idear en abstracto determinadas reglas para beneficiar a todos, son las antiguas leyes naturales que corresponden en bloque a la ética cristiana.

El estado surge a través de un contrato social. La base del poder está en el deseo de seguridad de todas las personas. La seguridad depende de un gobierno que tenga la fuerza necesaria para mantener la paz y aplicar las sanciones a los comportamientos antisociales de las personas. El poder del estado, y la autoridad del derecho, se justifican porque contribuyen a la seguridad de las personas. No hay distinción entre sociedad y estado, tampoco entre estado y gobierno.

Los gobernantes no están obligados por ningún contrato. El gobierno monárquico tiene más probabilidades que otros tipos de gobiernos de conservar la paz y el orden. El rey es un “dios mortal” limitado por el poder de sus súbditos, no hay lugar para un derecho constitucional que limite sus competencias. El rey debe encontrarse por encima de la ley y ser fuente de la misma. Los individuos son libres de creer en lo que quieran, pero no de expresarlo. Las personas son libres de hacer lo que deseen, si el poder superior se lo permite. Las libertades políticas son un lujo que sólo puede disfrutarse en circunstancias favorables.

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Hitos básicos de la evolución de la idea de Igualdad en el Cristianismo

6.2 Socialismo utópico y republicanismo

En el curso de las guerras civiles inglesas aparecieron grupo demócratas populares de izquierda. Estos grupos se basaban en que las instituciones sociales y políticas sólo están justificadas porque protegen los intereses y derechos individuales. Aunque no alcanzaron la mayor parte de sus objetivos, movilizaron a parte de la opinión pública y dejaron sus ideales para los siglos siguientes. Dos grupos destacaron: (i) Los levellers favorecían la tolerancia religiosa y se oponían a cualquier gobierno eclesiástico, fuera presbiteriano o episcopal. (ii) Los diggers pedían reparar las desigualdades económicas para lograr una verdadera reforma política.

Los levellers surgieron entre los soldados rasos del ejército de Cromwell para defender los objetivos de su Revolución. Planteaban los derechos del pueblo frente a los derechos del rey y los del parlamento. Se opusieron a los privilegios políticos de la nobleza y a las ventajas económicas conseguidas mediante los monopolios comerciales o profesionales. Defendían que los justos poderes de los gobiernos derivan del consentimiento de los gobernados, es decir de todos y cada uno de los ciudadanos. La soberanía es del pueblo, no del parlamento cuya autoridad es delegada. Defendían el derecho de todas las personas a votar para elegir sus representantes en el parlamento. En resumen los levellers se aproximaron a la filosofía política que, más adelante, defendieron los partidos demócratas.

Los diggers intentaron aprovechar la revolución política inglesa del siglo diecisiete, para lograr la igualdad económica y superar la miseria de parte de la población. Fueron semejantes a los futuros socialistas utópicos. El origen de los diggers se encuentra en la creencia cristiana, de la Edad Media, que consideraba la posesión de bienes en común como un modo de vida más perfecto que la propiedad privada. Por una parte eran profundamente religiosos, interpretaban literalmente la doctrina cristiana del amor fraternal, por otra anticlericales violentos. Proponían la igualdad de bienes, para lograr la igualdad verdadera, aunque mantenían la institución de la familia con sus efectos personales y sus casas. Institucionalmente defendían: (i) el sufragio universal, (ii) la limitación del tiempo de los cargos públicos, (iii) la iglesia nacional como institución para la educación popular.

Algunos pensadores, principalmente J. Harrington y J. Milton, defendieron que los hombres nacen libres y establecen los gobiernos para la defensa mutua, y que la ley se establece para limitar y controlar la autoridad pública. El derecho a proteger el bien común contra un tirano reside en el pueblo y es un derecho natural. Es legítimo matar a un tirano, aunque su origen sea legítimo. Los principios estructurales de la república ideal eran: (i) una ley agraria, (ii) la rotación de cargos, (iii) la votación secreta, y (iv) la separación de poderes. Respecto a los problemas religiosos, se afirmaba que la conciencia individual es el tribunal de última instancia, ningún creyente sincero es hereje. Los pensadores republicanos proponían que Iglesia y Estado fueran organizaciones diferentes con distintos fines.

6.3 La idea de la sociedad civil (Locke)

Locke influyó en la mayoría de los políticos del siglo dieciocho que, en Europa y América, lideraron los movimientos democráticos. Destaca en sus propuestas el concepto de sociedad civil, constituida por el consentimiento de los individuos otorgado libremente, para conservar la vida y disfrutar seguramente de sus propiedades. Al integrarse en la sociedad civil, las personas entregan, a la mayoría de esa comunidad, todo el poder necesario para que la sociedad alcance sus fines. Pero la limitación de la soberanía otorgada debe ser el primer objetivo del hombre racional, basándose en sus derechos naturales, innatos e inviolables. La libertad individual también tiene sus límites, ningún hombre debe dañar a otro en lo que atañe a su vida, salud, libertad o posesiones.

El derecho a la propiedad no se deriva del estado. En el “estado de naturaleza”, la propiedad era común en el sentido de que todos los individuos tenían derecho a obtener sus medios de subsistencia de la naturaleza. El derecho a la propiedad privada surge porque un hombre incorpora, por su trabajo, su propia personalidad a los objetos producidos. El hombre gasta su energía interna en ellos y los convierte en parte de sí mismo. En general, la utilidad de los objetos producidos depende del trabajo empleado en ellos.

El gobierno constituido por una mayoría tiene todo el poder de la comunidad. El gobierno y todos los órganos políticos son responsables ante el pueblo al que rigen, su poder está limitado por la ley moral, los derechos naturales inherentes a los hombres, y por las convenciones institucionales. Los gobiernos están obligados a hacer vigente por la ley lo que es justo, natural y moralmente. Locke considera imprescindible la división de poderes en legislativo, ejecutivo y federativo. El poder legislativo es supremo en el gobierno, pero el poder ejecutivo puede participar en la creación de leyes.

BIBLIOGRAFÍA ESCOGIDA
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José Ramón Aranda JiménezIngeniero del ICAI
Desde 2012 es Profesor del MBA de UNIR, Consultor de SECOT y Mentor de Ayuda para la Carrera Profesional, en la Asociación de Ingenieros del ICAI.

Desde 1970 a 2012, trabajó como Director de Recursos Humanos en grandes empresas.