Sin duda alguna, hoy en día estamos asistiendo a un punto de inflexión, probablemente sin comparación con etapas previas de la historia, no solo desde el punto de vista industrial, sino también social. El desarrollo de las capacidades de comunicación de datos y su computación y el desarrollo que esto ha permitido de la inteligencia artificial y la aplicación de herramientas estadísticas para su análisis hacen que estemos, queramos o no, expuestos a un mundo conectado, donde el manejo de la información y el aprovechamiento de sus posibilidades marcará la diferencia entre el éxito y la extinción de las empresas.
Muchos de nosotros nos preguntamos como podemos aterrizar los conceptos asociados al mundo digital en la empresa a nuestro día a día, y precisamente ahí es donde el título de este artículo cobra especial importancia. Para ello vamos a comenzar por entender que con los diferentes conceptos que conforman dicho título.
Definiciones:
La arquitectura empresarial
La definición de arquitectura empresarial facilitada por TOGAF es “una descripción formal de un sistema, o un plan detallado del sistema a nivel de sus componentes que guía su implementación”, o “la estructura de componentes, sus interrelaciones, y los principios y guías que gobiernan su diseño y evolución a lo largo del tiempo.”. Esta definición más allá de su concepción inicial de aplicación exclusiva a sistemas basados en software, es aplicada al conjunto de una empresa lo que permite la evolución del concepto de arquitectura de sistemas a arquitectura de empresas, proporcionando sistemáticas y métodos contrastados para facilitar un análisis de los negocios que promueven su desarrollo como entidades vivas que son.
Industria 4.0
El término Industria 4.0 fue acuñado por el gobierno alemán para describir la fábrica inteligente, una visión de la fabricación informatizada con todos los procesos interconectados por Internet de las Cosas ( IOT ). Es lo que conocemos como Internet industrial de las cosas, IIOT. Agrupa al conjunto de tecnologías que ya estaban en servicio desde hace años, pero que han ido bautizándose primero de forma individual y posteriormente se han agrupado bajo el concepto de industria 4.0.
Estas tecnologías incluyen entre otras RFID, BIG DATA, ERP’s, MES’s, Robótica, Robótica Colaborativa, Automatización conectada, SAD (Sistemas de Adquisición de Datos), SCP (Sistemas de control de procesos), entre otras y todo ello bajo la posibilidad de integración de estos datos en sistemas de Inteligencia Artificial y Análisis de Datos que proporcionan un mayor valor añadido a los mismos.
Mejora continua
La mejora continua se define como el conjunto de sistemas y herramientas que promueven la mejora de costes y eficiencia de todos los procesos de una compañía de forma sostenida y constante. Dentro de la mejora continua debemos contemplar las herramientas que se integran en el Lean Manufacturing y sin duda imprescindible, aunque no estrictamente necesario, el Six Sigma Analysis, sistema este que dota al proceso de mejora de un componente científico que minimiza las tensiones de valoración de necesidad de cambio en los procesos, al proporcionar a los interlocutores un análisis estadístico objetivo de los datos que emanan de dichos procesos, facilitando además criterios de toma de decisión.
Introducción:
Tal como expuso de forma magistral Ignacio Sánchez, Director General de Leroy Merlin, en el I Congreso de Industria Conectada 4.0 en su ponencia “Liderar en tiempos de transformación digital” de la cual facilito el link por lo interesante de su contenido https://www.youtube.com/watch?v=7d-bZaSOIM4, la transformación digital de las empresas no radica solamente en las tecnologías disponibles, sino en la gestión que las personas hacen de ellas, e igualmente importante, de la gestión que hacemos de estas personas que componen nuestra organización, y que realmente ahí, es donde está la diferencia. Comparte en su ponencia algunos datos interesantes que deben servirnos para reflexionar sobre que hacemos y que queremos hacer:
- la edad “media” de las compañías a principios del siglo XX era de 67 años y hoy apenas si es de 15 años,
- o que se estima que en 5 años, el 75% de las compañías que estarán en el S&P500 aún no se conocen hoy,
- o que casi el 50% de los empleos existentes hoy en día están en riesgo de automatización, pero que el 80% de los empleos del futuro próximo aún no se han identificado.
Por lo tanto, nos enfrentamos a un mundo de incertidumbre y en consecuencia de posibilidades, muchas de ellas aún por descubrir. Dentro de estas posibilidades, está el cambio de la gestión de nuestros procesos contemplando su digitalización, que ya es una realidad efectiva que debemos abrazar, y yo diría no sin cierta urgencia.
Cuando hablamos de transformación digital, debemos dejar claro que esta es una decisión ESTRATÉGICA dentro de una compañía que afecta a la organización en su conjunto, los clientes y a los recursos necesarios para acometerla, y por lo tanto debe ser planificada. Difícilmente vamos a tener éxito si lo que hacemos es tomar decisiones aisladas, no enmarcadas dentro de un plan global para la trasformación de la empresa. Esto puede llevarnos a tener una inversión en digitalización no rentabilizada en plazos razonables, y lo que es peor, no rentabilizable, generando una empresa con procesos antiguos y tecnologías nuevas, en la que, actores y sistemas no van a entenderse de forma fluida. Las personas de cierta experiencia hemos visto muchos ejemplos de fracasos en la implementación de ERPs y otros sistemas de gestión de la información, datos y procesos, principalmente por centrar el esfuerzo en la herramienta y no en los actores y procesos a los que debe dar soporte. Otro tanto podríamos decir de los sistemas de mejora continua, cuyo nivel de no éxito de implantación ronda el 70% según varias fuentes.
Es en la definición estratégica del alcance de los proyectos de transformación donde toma especial importancia la Arquitectura Empresarial como herramienta de modelización de nuestra compañía, que nos va a aportar visualización y comprensión de nuestros procesos en su conjunto, ayudándonos a definir, estructurar, organizar, planificar y cuantificar los pasos precisos para llevar a cabo dicha transformación, y lo que es más importante, constituye una excelente herramienta para integrar el factor humano y el uso que se va a realizar de la tecnología. Vamos pues a introducir de forma somera que es la Arquitectura Empresarial y como nos puede servir para aterrizar, validar, integrar y planificar nuestro proceso de transformación a la industria 4.0 y como puede ser además una importante plataforma de lanzamiento para la integración de sistemas de mejora continua en nuestra organización.
La Arquitectura Empresarial (AE).
Vamos a realizar una aproximación a la arquitectura empresarial a través de la sistemática aportada por TOGAF, al ser esta la sistemática con mayor reconocimiento mundial en el ámbito de la AE.
En primer lugar, indicar que TOGAF plantea el desarrollo de la arquitectura de la empresa a través de lo que denomina ADM (Architecture Development Method), lo cual incluye necesariamente su modelado. Esta metodología integra una sistemática extremadamente sencilla, completa y flexible que permite su aplicación integral o parcial en función de las necesidades específicas de cada caso. Vamos a ir por lo tanto desgranando cada una de las fases del ADM y que valor nos puede aportar a la transformación y digitalización de nuestra compañía.
La arquitectura presenta cuatro dominios principales que constituyen la base de la misma, a saber:
- dominio de negocio
- dominio de la información
- dominio de las aplicaciones
- domino de la tecnología
y que constituyen la base para el desarrollo del modelado de la organización a través de las diferentes fases del ADM
Fase Preliminar
La fase preliminar del ADM más allá de los propios objetivos endogámicos para la arquitectura, debe definir dónde, cuándo, cómo, qué, quien y por qué queremos llevar a cabo el proyecto de modelado de la organización, que considerará el contexto en que se lleva a cabo el proyecto y el alcance del mismo. Los principales aspectos a contemplar son:
- definición de la empresa
- identificar las guías y elementos dentro del contexto de la organización
- identificar los requerimientos y objetivos que estamos buscando
- definir los principios que deben guiar el trabajo de arquitectura
- definir la herramienta o marco de trabajo de arquitectura a utilizar
- definir las relaciones entre los diferentes marcos de gestión
- evaluar la madurez del sistema de gestión de la compañía que nos servirá como punto de partida para la planificación de las actividades del conjunto del proyecto.
Visión de la arquitectura – Fase A del ADM
En esta etapa, más allá de los aspectos endogámicos de la arquitectura empresarial y que no entran dentro del objeto de este artículo, vamos a definir cual es el alcance del proyecto, como crear la visión y obtener las aprovaciones para llevarlo a cabo.
Para ello nos marcamos como objetivos principales:
- validar los principios del negocio, sus objetivos y las guías estratégicas de la organización. Aquí podemos incluir Misión, Visión y Valores de la organización.
- definir el alcance, identificar y priorizar los componentes de la línea base de la arquitectura
- definir los actores y partes interesadas mas relevantes, sus preocupaciones, puntos de vista y objetivos
- definir los requisitos de negocio que debe fijar el proyecto de arquitectura y las limitaciones que deben contemplarse (plazos, económicas, departamentos, etc.)
- articular una visión de la arquitectura que responda a los requisitos y limitaciones contempladas
- asegurarse la conformidad de las partes interesadas para la ejecución del proyecto en los términos definidos
- comprobar y entender si existen otras actividades en curso que puedan tener influencia o verse influenciadas por el desarrollo de nuestro proyecto
Arquitectura de negocio – Fase B del ADM
La definición de la arquitectura de negocio es quizás la piedra angular de todo el proyecto. En esta fase debemos definir cual es la situación actual y cual queremos que sea la situación futura, generando con ello las diferencias o gaps sobre los que tenemos que actuar. En esta arquitectura futura vamos a definir como el negocio pretende cumplir los aspectos que en la visión del mismo hemos definido. Para ello, debemos contemplar como debe operar la empresa para conseguir sus objetivos y responder a las guías estratégicas definidas en la Visión de la arquitectura, de forma que demos respuesta a los objetivos planteados de acuerdo con las necesidades y preocupaciones mostradas por las distintas partes interesadas. Es decir, debemos definir la forma que queremos generar el producto o servicio, así como los aspectos de contorno del negocio desde un punto de vista organizacional, funcional, de procesos, necesidades de información, junto con el tratamiento que queramos realizar de dicha información, y finalmente aspectos geográficos que pueden ser determinantes en la definición de soluciones.
El conjunto de estos aspectos, definirán las fases y componentes del camino a recorrer entre la situación actual y la deseada. En esta fase debemos presentar una visión de conjunto de las necesidades de la organización y la integración que de ellas vamos a hacer, no en busca de la solución ideal, sino alineándolo con la definición llevada a cabo en la visión de la arquitectura que debe ser cuidadosamente acordada en su alcance con la propiedad, al objeto de poder definir soluciones que permitan crecimientos futuros, como es propio de cualquier organismo vivo, como es una empresa. Por ello es fundamental que la definición de la arquitectura que se haga sea independiente de los sistemas elegidos, debiendo trabajar en un ámbito conceptual, que por ello no tiene que estar reñido con la realidad.
Dentro de este dominio, en la definición de los procesos generamos una estandarización de los mismos, con lo que establecemos la base como primer paso para la implementación de un sistema de mejora continua. Será habitual que dentro de este proceso de estandarización de los procesos ya realicemos algún tipo de mejora por el simple hecho de documentarlos y analizarlos. Debemos reseñar que cuando hablamos de procesos, englobamos el conjunto de los mismos, lo que ya nos proporciona una idea inicial de que los sistemas de mejora continua no deben estar limitados a los procesos productivos, sino que pueden y deben aplicarse sobre cualquier ámbito de la gestión en la empresa. En este punto existe cierta discrepancia sobre la conveniencia de documentación de los procesos, no así de su estandarización. El propio Taiichi Ohno, uno de los padres del sistema Toyota era contrario a documentar el sistema de gestión TPS (Toyota Production System), por lo que ello suponía de inmovilismo y freno a su desarrollo. Sin embargo, el hecho de que un proceso esté documentado no implica que no se pueda modificar y si constituye una referencia para su repetitividad y estabilidad, y por lo tanto una sólida base para su mejora. También se puede argumentar que el hecho de documentar los procesos es en si mismo un desperdicio, ya que no añade valor a los mismos, pero está demostrado que si bien no añade valor de forma intrínseca, tener estabilidad en los procesos es crítico para su control y el de sus costes y que a largo plazo, el valor aportado es significativamente mayor que el coste de su modelización. Finalmente indicar que esta fase de modelización del negocio puede generar una magnífica oportunidad para identificar oportunidades de mejora y gaps entre la situación actual de la organización y la deseable, pudiendo ser una herramienta potente para la definición del HOSIN de la organización. Este punto, es a menudo menospreciado en las implementaciones de sistemas de gestión de la mejora continua, lo que lleva ineludiblemente a un fracaso en el corto-medio plazo, al no integrarse el sistema de revisión de los objetivos de la mejora continua y su alineación con los objetivos estratégicos de la compañía de forma sistemática y consistente, hecho este que mantiene vivo el sistema. La mejora continua, no es fruto de la casualidad, ni su desarrollo se produce por generación espontánea de los proyectos que la soportan, sino del trabajo y la planificación que deben partir de la definición de nuestra estrategia, de la cual se derivan unos objetivos para la organización y que a su vez deben convertirse en proyectos concretos a nivel operativo, dirigidos y planificados, sin que ello impida o limite la realización de talleres autónomos o Kaizen complementarios.
Arquitectura de la información (datos) y de los sistemas de información (aplicaciones) – Fase C del ADM
En este ámbito del proyecto debemos definir cuales son los datos que dan servicio y se generan en los diferentes procesos y lo más importante, que es lo que deben hacer las aplicaciones con ellos para dar respuesta a las necesidades del negocio. Como en el caso anterior, debemos tener en cuenta que datos existen y cuales queremos que existan al objeto de dar cumplimiento a nuestros procesos actuales y futuros. Esto nos generará una arquitectura de sistemas independiente de los programas elegidos para dar cobertura a nuestras necesidades, lo que facilitará la definición de especificaciones de trabajo de las aplicaciones y su comunicación, si bien existen aproximaciones de arquitectura que se basan en las propias aplicaciones cuando estas se consideran parte crítica o integral de la misión de la compañía y sus procesos.
Dentro de este capítulo la definición de los datos precisos para la definición y control de los procesos y sus costes se ha mostrado como un punto crítico en el desarrollo y mantenimiento de los sistemas de mejora continua. Para ello debemos tener en cuenta las necesidades de los diferentes actores y cual es la perspectiva y el uso que de un mismo dato puede realizar cada uno dentro de la organización.
Arquitectura de la tecnología – Fase D del ADM
Este ámbito del proyecto o dominio no es un tema menor sobre el que no debamos prestar atención. De acuerdo a las necesidades definidas en los dominios previos, las soluciones tecnológicas precisas pueden ser críticas para el éxito del proyecto y deben ser tenidas en cuenta.
Recientemente asistí a una jornada sobre digitalización en la industria donde se exponía una caso de éxito en la factoría de Ford en Almussafes en Valencia. Se había definido una estrategia de control de sus motores mediante la implementación de sistemas de visión artificial sobre el 100% de los motores fabricados, definiendo además un criterio de almacenamiento del 100% de las imágenes para los casos de reclamaciones o reinspecciones necesarias por detección de fallos, comentando el ponente que por la arquitectura de procesos definida, las unidades de almacenamiento que manejaban ya tenían como unidad de medida el Peta (1024Terabites). Evidentemente todo ello estaba integrado con los sistemas de control estadístico de los procesos, extrayendo los datos necesarios de cada una de las imágenes tomadas, por lo que la necesidad de almacenamiento era doble, por un lado los datos de control de los procesos resultante del análisis de las imágenes y por otro las propias imágenes. Otro ejemplo puede ser la decisión de establecer comunicaciones WIFI con las máquinas en lugar de establecer cableados físicos, lo que evidentemente tiene implicaciones de coste en el proyecto (mucho más barato), pero también las tiene de seguridad de las instalaciones (las señales de comunicación con complejas de confinar exponiendo por lo tanto a la organización) y de estabilidad de las comunicaciones (póngase por ejemplo que nos visita una autoridad que equipe en sus vehículos inhibidores de frecuencia), al igual que limitaciones en cuanto a crecimiento en la cantidad de datos que trasegamos, por lo que en función del tamaño, ubicación, entorno y expectativas de la organización son factores a contemplar. Otro ejemplo de la importancia del factor tecnológico en la consecución de la arquitectura de una organización, lo exponía en una jornada de formación de arquitectura empresarial un técnico de sistemas de una multinacional del sector de cosméticos, donde exponía como la arquitectura de comunicaciones definida suponía un problema de gestión en el servicio de la información al escalar los servicios a nivel mundial, frente a las ventajas que suponía esa misma arquitectura de servicios en redes locales, por lo que habían definido soluciones mixtas que daban respuesta a ambas coyunturas.
En principio, salvo en las excepciones que se puedan producir porque las soluciones tecnológicas elegidas supongan una dificultad o imposibilidad para el manejo de datos que son precisos para la valoración y gestión de los sistemas de mejora, la fase de arquitectura de la tecnología no será relevante para la gestión o promoción de los sistemas de mejora continua dentro de la organización.
Oportunidades y soluciones – Fase E del ADM
En esta fase y como consecuencia de los gaps identificados en las fases anteriores vamos a desplegar una versión integral del plan de la arquitectura que dé respuesta a los aspectos definidos en la definición de la visión de la arquitectura definida inicialmente.
Plan de Migración – Fase F del ADM
Los objetivos del plan de migración son:
- la finalización del plan de la arquitectura y el consecuente plan de implementación y migración
- asegurarse que el plan de implementación y migración está coordinado gestionando el cambio necesario dentro de la organización
- asegurarse que se entiende por parte de las partes relevantes involucradas el coste y el valor de cada uno de los bloques o paquetes de la solución y las arquitecturas de transición en el caso de ser necesarias.
Este plan de migración debe suponer la base documental que facilite el proceso de mejora continua para el futuro.
Gobierno de la implementación – Fase G del ADM
Los objetivos del gobierno de la implementación, deben ser:
- que garanticemos la conformidad de los proyectos de implementación con la arquitectura propuesta
- supervisar y llevar una gestión adecuada de los cambios que puedan surgir dentro del proceso de implementación de la arquitectura definida, de forma que no supongan una desviación significativa de la arquitectura propuesta y cumplan los objetivos planteados
Para facilitar una rápida recogida de resultados en la organización suele ser adecuado llevar a cabo procesos incrementales que minimizan el riesgo de los procesos de trasformación y migración de la organización de su situación actual a la futura. Cada transición debe suponer un paso de avance hacia el objetivo definido y debe generar beneficios por si misma. Por lo tanto, en esta fase debemos proceder de forma que:
- se establezca un programa o planificación de las diferentes fases de la arquitectura definidas en el plan de migración
- considerar las prioridades del negocio embebidas dentro del plan de la arquitectura
- garantizar que se siguen los estándares definidos en la empresa e IT, si los hubiere
- definir un marco de operaciones que garantice que los cambios realizados se mantienen en el tiempo.
Gestión del cambio de la arquitectura – Fase H del ADM
El objetivo de esta fase es garantizar que el valor para el negocio aportado por el trabajo de arquitectura se mantiene, por lo que se requerirá una supervisión de los cambios tecnológicos o cambios en el entorno del negocio que puedan afectar a nuestros métodos de trabajo. Cuando se detectan estos cambios se debe realizar una revisión del proceso de arquitectura. Estos cambios pueden ser en la propia arquitectura o en los sistemas que la soportan, aplicaciones o tecnología que pueden quedarse obsoletas o generar problemas de compatibilidad con el entorno.
Las necesidades de cambio pueden surgir de tres formas básicas, cada una de las cuales tiene sus posibles orígenes:
- Necesidades de cambio en la infraestructura:
- Estratégicas, de la dirección que pretende potenciar o crear alguna nueva capacidad en la organización
- Ascendentes con el objeto de corregir o potenciar capacidades operativas o de mantenimiento de infraestructuras precisas para las operaciones de la empresa
- Necesidades que surgen en la parte operacional con la maduración de los sistemas actuales o en desarrollo.
- Necesidades de cambio tecnológico:
- Aparición de nuevas tecnologías
- Alcanzar objetivos de reducción de costes
- Obsolescencia
- Iniciativas de estandarización
- Necesidades de cambio del negocio:
- Evolución natural del negocio
- Excepciones o anomalías que resolver
- Innovaciones del modelo de negocio
- Innovaciones tecnológicas
- Cambios estratégicos
Para terminar y a modo de resumen se diría que la arquitectura empresarial proporciona una visión global de la compañía que facilita enormemente la gestión precisa para dar soporte a los proyectos de digitalización de la misma en toda su extensión, proporcionando soporte para el desarrollo de los sistemas de mejora continua y facilitando además su planificación en integración en el sistema de gestión de la empresa. Es por todo ello que contemplar la empresa con una visión de conjunto facilita la consecución de resultados, nos permite una mejor adaptabilidad al medio, y por lo tanto de supervivencia, generando un diferencial competitivo que debemos aprovechar. La adopción de las herramientas que proporciona la disciplina de la arquitectura empresarial nos permite dotarnos de una sistemática sólida en un mundo cambiante, evitando retrabajos ante las variaciones de nuestro entorno y proporcionando unos pilares sólidos a nuestra empresa, sobre los que poder desarrollarnos, adaptarnos y crecer si nos hace falta.