Buenas tardes a todos y bienvenidos a este nuestro VII Congreso, bajo el lema “Valor y Talento para la Sociedad”.
Es para mí un auténtico orgullo el poder dar entrada a la conferencia inaugural que supone el inicio formal de este Congreso que hemos preparado con mucho cariño e ilusión, justo el año en el que se cumple el 50 Aniversario de la Celebración de nuestro Primer Congreso, allá por 1965, en otros tiempos y, casi, casi, en otra España. A lo largo de todo el proceso llevado a cabo durante el último año por el Comité Organizador y por la Comisión de Contenidos que nos ha llevado al día de hoy, ha habido muchos buenos momentos pero, sobre todo, mucho trabajo y entusiasmo por parte de un equipo de compañeros que han arrimado el hombro de forma absolutamente desinteresada a los que hay que agradecerles, y mucho, su colaboración. Además, debemos agradecer también de forma muy especial a todas las empresas patrocinadoras que han contribuido a que este Congreso sea una realidad. Gracias a todos, de verdad.
16 años no es nada, y, como decía el clásico, “decíamos ayer….”, en 1999, cuando celebramos nuestro Sexto Congreso, bajo el lema “Las Tecnologías al inicio del Siglo 21. Consideraciones éticas y sociales”, en el que analizamos, en el albor del cambio de milenio, lo que el ICAI y todo nuestro querido colectivo podía aportar a la tecnología, y cómo la tecnología debía estar al servicio de las personas y nunca al contrario. En aquel Congreso, visto ahora con cierta perspectiva, se apuntaban una serie de cuestiones que se han revelado claves en nuestra sociedad y en las nuevas tendencias que estamos viviendo en el mundo empresarial y profesional.
Los grandes ejes de este VII Congreso los tenéis en las 6 mesas Redondas que hemos organizado y sobre las que no me extenderé, pues tiempo habrá en las sesiones de mañana para exponer y desgranar las ideas sobre las que han trabajado un nutrido grupo de compañeros y de otros colectivos, ya sea en forma de ponencias o de comunicaciones. Estos ejes son, tal y como están en el Programa, los siguientes:
- Gestión del Talento
- Industria 4.0
- Innovación y Emprendimiento
- Tecnoética
- Sostenibilidad
- Internacionalización
Y, para esta inauguración, en su día pensamos que sería bueno apelar al más puro espíritu del gran escritor inglés Charles Dickens, y su famosa novela corta “Cuento de Navidad”, en el que un tal Mr Scrooge recorre su vida a través de tres pasajes de la mano de otros tantos espíritus: el espíritu del pasado, el espíritu del presente y el espíritu del futuro, y cómo todo ello le ayuda a convertirse en una mejor persona.
Bien, ni estamos todavía en Navidad (aunque algunos centros comerciales se empeñen en que ya es así…), ni aspiramos a haceros mejores personas, pero sí a que reflexionemos juntos sobre cosas que nos importan a todos los ICAIs y a todos los que interactúan y se relacionan con nosotros. Y para ello hemos invitado a 5 ponentes que representan distintas etapas de la pequeña gran historia de nuestra querida Escuela del ICAI:
- El Pasado, con Luis Alberto Petit, una auténtica institución de nuestro colectivo, expresidente de nuestra Asociación, querido y admirado compañero, profesor de muchas generaciones de ICAIs, ilustre ingeniero y emprendedor nato, con un espíritu casi, casi de adolescente, al que todos envidiamos… sanamente.
- El Presente, con Ramón Gómez de Olea, también querido compañero y amigo, y extraordinario profesional del sector de la búsqueda y desarrollo de directivos, que además, es digno representante de la saga familiar más numerosa que ha existido jamás en nuestra Escuela.
- El Futuro cercano, con Rafael Montilla, de la promoción de 2005 y Maite Peña, de la promoción de 2009, que representan la realidad de muchas generaciones de jóvenes ICAIs que se han internacionalizado en entornos académicos y profesionales de mucho prestigio, y que ven nuestro colectivo desde otros puntos de vista, muy interesantes, como veréis.
- Y, finalmente, el Futuro más lejano, casi casi condicional, con Ramón Rodrigáñez, estudiante ejemplar de 1º de Master en ICAI, al que hemos invitado para que nos exponga su visión desde su envidiable condición de ser el más joven conferenciante que hemos tenido nunca en nuestros Congresos. Ya lo decía Rubén Darío en su famoso poema Canción de Otoño en Primavera: ¡Juventud, divino tesoro…!
Sin más preámbulos, paso la palabra a nuestros compañeros.
Jaime de Rábago
LUIS ALBERTO PETIT (pr. 53)
Ante vosotros: uno de los 17 de la promoción 40 (año 53).
Éramos 300 los egresados hasta entonces. Tras la primera promoción integrada exclusivamente por Miguel Santamaría, a quien conocí, salieron otros de forma que en su conjunto las tres primeras promociones suponían nada menos que once ingenieros.
Llegué a la Escuela sabiendo que los ICAIs, sin ningún título oficial, pero que, con su preparación, capacidad de trabajo y esfuerzo, gozaban de gran prestigio y ocupaban puestos prevalentes en la industria en general y en el campo de las instalaciones eléctricas y mecánicas.
Entendí que dos de sus características eran que superaban en aspectos prácticos a los profesionales de la Ingeniería Industrial y, por otra, su preocupación por defender la dignidad de la persona humana y el bien común. Mi período estudiantil coincidió con los finales de la postguerra y sus secuelas. Como solo los contemporáneos podemos hablar de nuestra época, la verdad es lo que se ha visto y no solo lo que se oye. A mitad de la carrera, 10/08/50, nos enteramos de la publicación de un Decreto por el que se daba validez a los estudios cursados en el Instituto Católico de Artes e Industrias (ICAI). Según suele ocurrir, aquellos momentos, muy importantes, escaparon sin darnos cuenta de lo decisivo que había ocurrido para el futuro. Recuerdo que en aquel septiembre hubo “movimientos de estudiantes” que cursaban en las Escuelas Superiores de Ingenieros de Caminos e Industriales. Parece que su líder intentó ser recibido por el Ministro Ibáñez Martín. Ausente éste de su despacho, no tardó en ir a su domicilio donde le recibió una señorita y le indicó que esperara. Pasó más de una hora y aquella señorita se apercibió y recordó la visita que esperaba. No sé lo que ocurrió en la reunión, pero lo intuyo. A la salida no dio explicaciones al grupo que esperaba en los alrededores. Su único interés fue enviar un ramo de flores a aquella señorita, hoy madre de sus
hijos…
Al terminar los estudios, el P. Mariño me indicó su interés en que quedara vinculado a la Escuela. Algo que duró 40 años, como alguno de los presentes sabéis. En 1954 fui requerido para integrarme en la Junta de Gobierno de la Asociación que presidía Manuel Gómez Olea (el primero de la saga) como vocal. Aquello constituyó una atalaya singular para compartir intereses con la mayoría de quienes habían cursado en las primeras promociones. Entretanto, en la delegación española de la rama de Ingenieros y Economistas de Pax Romana, se había integrado nuestro compañero Alfageme que gozó de gran prestigio entre los participantes de las otras ocho ramas de la ingeniería. El me pidió que participara en dicho grupo ya que se jubilaba y al propio tiempo se decidió que el del ICAI lo presidiera debido a nuestro singular compromiso con los temas socio-religiosos. En los periodos 74-78 y 82-86 le tocó precisamente a España presidir la organización y por tanto los Congresos anuales en Europa y América.
En nuestra Junta seguí luego bajo las presidencias de Javier Vela, Eugenio Brú y Andrés Lara. Fueron años de mucha actividad para conseguir que aquel Decreto se pudiera materializar con una norma que indicara la puesta en marcha de una Reválida para quienes quisieran obtener el título oficial de Ingeniero del ICAI. Entretanto eran múltiples las dificultades para que se reconocieran nuestros estudios según el Decreto de 1950. Nuestra participación en las Milicias Universitarias, en los estudios de la EOI (mi caso), en las oposiciones a los Cuerpos del Estado, etc., eran cada vez ocasión de una Orden Ministerial por la que se permitía aquello a quienes hubieran cursado sus estudios en el ICAI y no solo a los profesionales procedentes de las Escuelas Oficiales. La Ley de 1957 cambió la estructura de las Escuelas de Ingeniería, que pasarían a integrarse en las Universidades Politécnicas. Los antiguos Ingenieros y Peritos pasaron a denominarse Ingenieros Superiores e Ingenieros Técnicos.
¡Nueva batalla para ser reconocidos como Ingenieros Superiores! Finalmente lo conseguimos a través de una “Disposición final” de la Ley y se puso en marcha la Reválida. Aquellos tiempos forjaron lo que el P. Sánchez Blanco denominaba “el espíritu del ICAI”. Pero la Ley contemplaba además el grado de Doctor. Se nos negó la opción de otorgarlo y esto obligó a la siguiente Junta de Gobierno de la Asociación a presentar un recurso ante el Ministro de Educación, con resultado favorable para nosotros y, en consecuencia, se pudieron impartir las enseñanzas correspondientes y otorgar, precisamente en el ICAI, el grado de Doctor tras la tesis correspondiente.
Llegados a este punto, el Colegio de Ingenieros Industriales nos invitó con todo interés a integrarnos en el mismo, pero preferimos crear el nuestro y así se consiguió. Resuelto todo esto, nuestro siguiente paso fue cumplimentar, junto al Rector P. Marañón, al Jefe del Estado. Ocasión que aproveché para estrenar nuestro uniforme que acababa de ser regulado. Inmediatamente solicitamos nuestro ingreso en el Instituto de Ingeniería Civil (hoy IIE). Gozamos del acuerdo de los Presidentes de las otras 8 Asociaciones y así nos integramos en su Junta de Gobierno. Para evitar los problemas surgidos con este motivo, el Instituto que celebraba Asambleas Generales cada año (en las que no
se medía el quórum), organizó en su lugar el Consejo de Representantes que requiere una presencia formal.
Como ya éramos 600 los ICAIs, pensamos que era la ocasión para organizar nuestro Primer Congreso, ya que se cumplían –supuesto que las tres primeras promociones sirvieron para verificar la viabilidad del proyecto del P. Pérez del Pulgar- los 50 años de la promoción de 1915. Tras crear y visitar las Delegaciones Regionales, las ponencias, por una parte, resultaron interesantísimas y, por otra, nunca podré olvidar mi emoción cuando se reencontraban compañeros que acababan de terminar con otros que una vez iniciados los estudios tuvieron que emigrar a Lieja, forzados por las autoridades del momento, para proseguir sus estudios. Aquellos lagrimones y abrazos entre hombres hechos y derechos se quedaron para siempre en mi retina. Las esposas visitaron la Escuela Profesional que dirigía el Patronato P. Pulgar en Vallecas en la que profesaban numerosos compañeros, mientras algunas esposas les acompañaban para impartir cultura general a las mujeres o madres de los alumnos.
Hoy, fiel a la misma idea de manifestar unos valores cívicos, éticos y morales, la “Fundación Ingenieros del ICAI para el Desarrollo” actualiza aquella vocación gracias siempre a la entrega de nuestros compañeros del ICAI, trabajando en el tercer mundo para llevar el alumbrado, el agua, etc., a lugares alejados de los núcleos de población más numerosos.
El privilegio de participar hasta el 66 en aquellas Juntas de Gobierno, me permitió conocer a la mayoría de quienes
me precedieron en la Escuela, así como los posteriores al 53 y que fueron quienes con su buen hacer dejaron la impronta de su ascendiente allá donde prestaron sus servicios. Gracias a ello, años después, se nos permitió ser equiparados al resto de los profesionales de la Ingeniería. Mucho más tarde, acompañé al Rector P. Dou en su visita al Ministro de Educación, buen amigo mío y compañero de estudios de bachillerato, consiguiendo que ICAI e ICADE se integraran en la Universidad P. Comillas.
Finalmente me ha cabido el lujo de contestar a los Discursos de Ingreso de José Ignacio Pérez Arriaga en la Real Academia de Ingeniería y de Yolanda Moratilla en la Real Academia de Doctores de España. Cada generación sigue teniendo que enfrentarse con los problemas de su tiempo. Hoy, afortunadamente, el prestigio de nuestros ingenieros fuera de España es muy reconocido, mientras que hace 60 años en París, se asombraban de que yo comprara los tres tomos de Kaufman sobre Investigación Operativa. Definitivamente habíamos superado el espacio-tiempo en que nuestra vertiente exterior era prácticamente desconocida.
Por otra parte, ahora se hace necesaria la presencia de emprendedores que, sin esperar la seguridad de una nómina, confíen en sus conocimientos como lo hicieron en su época los Benjumea, Matinot, Butragueño, etc., aunque ahora en un mundo mucho más competitivo.
Tras un período en que se puso de moda el desarrollo de las empresas de servicios, hoy es además imprescindible nuestra reindustrialización para poder exportar gracias a los nuevos materiales, la robótica, las impresoras 3D, la nanotecnología. Quedaron arrumbados, los tiempos de las viejas ferrerías y hoy se trabaja en los materiales ligeros y los compuestos, los abonos y bioalimentación, la ingeniería energética, los biosensores, el plástico, los radares, dentro de un espíritu innovador cuyas tecnologías son capaces de transformar los conocimientos científicos en un valor añadido. Toda una evolución con respecto a aquellas primeras promociones que también trabajaron en la industria.
Y mientras, se mantiene nuestra especificidad en el sentido de un mayor compromiso social donde se promueve la diferencia entre moralidad y legalidad y se considera el trabajo como la realización de una persona y su contribución
social. Bajo estas premisas se mantendrá el orgullo de pertenecer a nuestra Asociación, formando parte de la tecnoestructura de las empresas que es donde, sin datos suficientes, se gestiona la ineludible incertidumbre.
Por eso siempre pienso que de no ser Ingeniero del ICAI, lo que más me hubiera gustado es… ¡ser Ingeniero
del ICAI!.
RAMÓN GÓMEZ DE OLEA (pr. 1990)
En primer lugar quería agradecer a la Asociación de Ingenieros de ICAI y a la organización del congreso, en particular a mis queridos colegas Juan Zaforas y Jaime de Rábago el haberme concedido el honor de formar parte de este Congreso y sobre todo de ser uno de los ponentes de la Conferencia Inaugural Espero que trascienda la emoción con la que voy a hablaros pues no la idea de mi participación en esta conferencia no sólo era porque represento a una generación del ICAI que somos los que ahora estamos en la madurez de nuestras carreras sino también porque hago presentes a cuatro generaciones de ingenieros de ICAI descendientes directos de mi bisabuelo Don Manuel Gómez de Olea y Collantes, Marqués de Velasco. A saber: mi abuelo Manuel y su hermano Antonio ambos presidieron esta asociación, mi padre Ramón y sus primos Joaquín, Mariano y Ramón Costales, mi querido hermano Javier, mi primo Ignacio, mis sobrinos Costales, y Seguí, mi ahijado Álvaro y finalmente mis hijas Paloma y Patricia. Total 14.
Esta eterna saga siempre se ha sentido orgullosa de haber estudiado en esta casa y en mayor o menor medida ha desarrollado una exitosa carrera empresarial y de gestión en las áreas anejas a la ingeniería. Me siento por tanto con una carga enorme de no defraudar a los que hoy están aquí presentes y a los que ya me estarán mirando desde su gloria merecida en el cielo.
Cuando me pidieron ayudar en esta conferencia inaugural yo acepté con la condición de poder ser yo mismo e intentar volcar en pocas palabras los retos con los que se enfrenta nuestra casa que son algo distintos a los de otras colectivos de antiguos alumnos. Vengo a agitar vuestras voluntades, a daros energía y si puedo a dejaros toda la ilusión que llevo conmigo sobre la familia que deben ser los ingenieros del ICAI.
ICAI y sus ingenieros están inmersos en una sociedad compleja y difícil donde los valores de la excelencia, el buen hacer y el compromiso, están devaluados. Tiene además que competir como universidad en un mercado con una oferta tremendamente inflacionada y, siempre en mi opinión, se expone a perder día a día la esencia que le hizo grande, en dosis pequeñas pero de forma inexorable. Como os ha comentado Luis Alberto Petit, fue precisamente la necesidad de supervivencia y el estilo de las promociones del primer medio siglo de ICAI lo que le hizo grande. Nuestros mayores entendieron a la perfección que el sentido de cuerpo y la lealtad entre unos y otros era la clave del éxito. Y así fue.
Una vez nos hicimos mayores y tuvimos un título reconocido comenzamos a ser demasiado iguales a los demás ingenieros y aquí empezó un declive suave pero continuo. También sufrimos de no saber “ser diversos”, aceptar la apertura ideológica del país unas veces y pasarnos tres pueblos otras en permitir el “todo vale”. El ICAI debe reinventar la manera de conformar y aumentar su sentido de cuerpo. La referencia a emular es el modelo americano. Los que hemos tenido el privilegio de estudiar en las universidades de renombre en EEUU hemos podido comprobar cómo lo hacen y el valor cultural que los estudiantes y egresados dan a ese activo intangible de la red de contactos.
Confrontamos los retos que vienen a continuación y que deben ser trocados en oportunidades; la diversidad; la globalización, la emprendiduría, la vocación por reindustrializar España y el compromiso cristiano con la sociedad. Este Congreso ha sabido virtuosamente hilar todas estas ideas en ponencias y comunicaciones de alto valor, como podremos ver a lo largo de las distintas Mesas Redondas.
Quiero romper una lanza sobre una dimensión que siempre fue leitmotiv en el ámbito del ICAI, la capacidad de generar ideas empresariales. Además de los ilustres empresarios que forjaron algunas de las empresas referentes de este país, SEMI, MADE, Abengoa, Elecnor, etc. Han existido numerosos casos de empresas medianas de gran éxito en ámbitos de ingeniería y consultoría, fabricación, y más recientemente en el mundo digital. Además hemos asistido a los “intraempresarios” gestores no propietarios o promotores de las empresas que han sabido tener una enorme iniciativa en sus campos y han desarrollado sectores enteros (eléctrico, contratistas internacionales, maquinaria, consultoría, etc.) o han desarrollado negocios inmensos en las grandes multinacionales.
En esta línea este Congreso intenta atacar otra de las piedras angulares que permitirá la supervivencia de un ICAI distinto cien o doscientos años más: nuestro rol y compromiso con la reindustrialización de España. TODOS tenemos que dedicar nuestros esfuerzos y vocaciones a participar en iniciativas, vehículos, instituciones y empresas que influyan al unísono para que nuestros gobiernos y actores sociales y económicos inviertan en cambiar el mix estratégico del país y convertirlo en un nido de desarrollo tecnológico. Tanto en cuanto nos identifiquen como los actores de esta reindustrialización, habremos triunfado en que el ICAI y sus ingenieros sean tenidos en cuenta y conseguir de nuevo y de manera indiscutible que el hecho de ser uno de nosotros se convierta en una aspiración a pertenecer a una élite excelente y con impacto en el futuro.
Una de las diferencias de las promociones a las que represento fue el inicio de las carreras alternativas fuera del sector industrial directo. Llamo la atención de estos ingenieros que han podido quedar algo desconectados de estas iniciativas (consultoría, TI, banca y sector público) para que entiendan el rol primordial que tienen en convertirse o relanzar o apoyar a los emprendedores del ICAI para volver a una época dorada de producción de empresas industriales y tecnológicas. Además vamos a retar en este Congreso la continuidad de esas carreras y hasta qué punto la mayoría debe utilizarlas como plataformas de desarrollo para luego volver a caminos más relacionados con nuestra vocación de ingenieros.
Además tenemos que preservar el valor de nuestro grupo como un todo. Para ello tenemos que asegurarnos de que nuestras mujeres ingenieros ICAI consigan proyectarse en las mismas condiciones que los hombres y con ello llegar a más puestos de responsabilidad que permitan nutrir la pirámide de nuevos ICAIs y promover a nuestros ingenieros jóvenes. El reto de la diversidad no se resuelve con cuotas, sino con un cambio cultural en las compañías para que se vuelvan inclusivas de la diversidad. De nuevo os insto a que tomemos conciencia de esta necesidad y desde nuestras atalayas en las compañías o instituciones ejerzamos acciones positivas para cambiar la cultura de inclusión.
La otra gran oportunidad que está transformando la esencia de nuestro colectivo es la globalización. ICAI ha sabido reaccionar en su oferta formativa que cada vez va perfeccionando más. Sin embargo, la dispersión geográfica puede ser una amenaza y debemos proactivamente diseñar el sistema que nos permita mantener el sentido de la pertenencia trascendiendo nuestras fronteras. La relación constante con las plataformas de las grandes multinacionales es esencial para darle la vuelta a esta amenaza.
No quiero terminar sin mencionar otro de los valores esenciales a preservar en la familia ICAI. Somos fruto de la educación de la Compañía de Jesús, le pese a quien le pese. Y eso marca y da impronta. No podemos permitir que los jesuitas vean un día que sus ingenieros no asumen ni proyectan ningún compromiso de base cristiana con la sociedad. Ese día, seguro, se plantearían cerrar el ICAI. Pero eso, también seguro, estamos convencidos de que nunca ocurrirá. Esta Escuela y este colectivo tiene vida para rato…!
Muchas gracias por vuestra paciencia en escucharme.
RAFAEL MONTILLA (pr. 2005) y MAITE PEÑA (pr. 2009)
Hola a todos, mi nombre es Rafael Montilla, y soy ingeniero del ICAI de la promoción de 2005.
Hola. Yo soy Maite Peña, y soy ingeniera del ICAI de la promoción 2009.
Es un honor para nosotros estar aquí y compartir cómo percibimos nuestro papel como ingenieros del ICAI y la importancia de los temas de este congreso como parte de promociones del “Futuro Cercano” que mencionaba Jaime.
En esta intervención, Rafa y yo nos centraremos en los temas del sentido de cuerpo, el emprendimiento, las mujeres en el ICAI, la proyección a la sociedad, y por último, las oportunidades que ofrece la internacionalización de nuestra sociedad.
Rafael:
Permitidme que vuelva un momento a las presentaciones de los conferenciantes que nos han precedido, Luis Alberto y Ramón. Quizás a ninguno de vosotros le haya llamado la atención, pero no nos hemos presentado como ingenieros electromecánicos o industriales, nos hemos presentado como ingenieros del ICAI. Todos en esta sala estamos acostumbrados a decirlo. Tal vez no seamos conscientes, pero esta identificación con la escuela de ingenieros donde estudiamos es algo único en España de los ingenieros del ICAI. No sé si será porque todos hemos compartido el estrés de tener que enfrentarnos a la reválida cuando ya creíamos que habíamos terminado la carrera,
o quizás por la continua labor del Colegio, pero lo cierto es que desde que pusimos los pies el primer día en Mártires de Alcalá (o en Alberto Aguilera para las promociones más recientes) todos nos sentimos ICAIs, y eso nos identifica y nos une. Muestra de ello es que estamos hoy aquí.
De cara al exterior, ICAI es una tarjeta de presentación que está asociada no solo la formación como ingenieros sino también a capacidad de trabajo, a valores morales, y en definitiva a trabajo bien hecho. Esto no es casualidad, más de 100 generaciones de ICAIs han salido de esta Casa y han construido mediante su buen trabajo esa reputación. Esto es algo que ninguno de los que estamos aquí debemos olvidar. Cuando salimos al mundo laboral, representamos a ICAI y es nuestra responsabilidad mantener y mejorar este nombre mediante nuestro buen hacer profesional.
Personalmente, me gusta hablar con ICAIs de promociones anteriores a la mía, y oír cómo el ser ICAI les ha ayudado en su carrera profesional, no únicamente por nuestra capacitación técnica, sino por la pertenencia a este colectivo. En mi caso, cuando he necesitado de otros ICAIs, desde los más senior, ocupando puestos de relevancia con agendas repletas de compromisos, hasta los recién graduados, siempre he obtenido una respuesta, y siento que han hecho todo lo que estaba en sus manos para ayudarme. Esto, creámoslo o no es muy único de la comunidad ICAI.
Vivimos en una época en la que oportunidades tan interesantes como iniciar una actividad por cuenta propia o
desarrollar una carrera profesional internacional cada vez son más frecuentes y se añaden con fuerza a las opciones profesionales tradicionales de los ICAIs. Ninguna de estas opciones es fácil, pero todos aquí tenemos la formación, la capacidad de trabajar duro y además la marca y el colectivo ICAI para apoyarnos.
Dejadme que os cuente brevemente sobre mi experiencia de emprendimiento: en 2005, cuando termine ICAI y nadie hablaba aun de start-ups, me decidí a arriesgarme y emprender con la ayuda de buenos mentores. Vi una oportunidad en las energías renovables y cree mi propia empresa para diseñar y construir plantas de energía solar. Ser emprendedor no es un trabajo fácil, por el contrario es muy sacrificado, arriesgado y a veces, solitario. En 2005, emprender significaba no ir a trabajar a una empresa de reconocido prestigio y oír preguntas del tipo: “¿por qué lo haces, no tienes trabajo?” Pero sabía que era lo que quería hacer, y seguí por ese camino. Aquella decisión cambio drásticamente mi carrera profesional. La situación hoy es totalmente diferente: el ser emprendedor está reconocido socialmente, incluso está de moda. Los ICAIs estamos en una posición inigualable para lanzar iniciativas empresariales y generar un impacto positivo en la sociedad. Primero, todos tenemos probadas capacidad de trabajo duro, resistencia a situaciones difíciles y sólida formación técnica y analítica.
Segundo, como he dicho antes, tenemos la red de compañeros de ICAI que están ahí para apoyarnos, y que debemos aprovechar. Finalmente, tanto desde la Universidad como desde el Colegio, se están desarrollando todo tipo de iniciativas para promover el emprendimiento: concursos, formación, asesoramiento, aparte de mantener las puertas de los despachos de los profesores siempre abiertas. Aprovechémoslo.
Viendo los planes de estudio actuales de ICAI, con títulos de ingeniera combinados con administración de empresas, estoy convencido de que las futuras generaciones de ICAIs van a tener un papel relevante en el mundo emprendedor dentro y fuera de España. Pero no creo que sean sólo los nuevos ICAIs los que van a animarse a emprender. Todos los que estamos aquí tenemos un futuro por delante, y muchos de vosotros habéis acumulado una gran experiencia profesional durante vuestra carrera. Nunca es tarde para animaros a hacer las cosas a vuestra manera: mejorad aquello que creáis que no funciona del todo bien, proporcionad a la sociedad ese producto o servicio que creéis que falta, pasemos de quejarnos en tertulias de amigos a tomar las riendas. Un tejido emprendedor denso liderado por buenos profesionales proporciona a una sociedad flexibilidad de adaptarse e innovar, aporta capacidad de contrarrestar una excesiva exposición a un sector en caso de ciclos económicos adversos, y por supuesto, resulta una fuente de empleo de calidad y un complemento para las grandes empresas: tanto españolas como multinacionales.
Somos muy afortunados por haber podido estudiar en el ICAI, y en general, el ser ingenieros de ICAI nos ha permitido acceder a condiciones de vida razonablemente confortables. Aprovechemos esta oportunidad para hacer del mundo un sitio mejor. Si tenéis un idea, no la enterréis, al menos, habladla con amigos y mentores, considerad hacerla realidad. Emprender es duro, no lo niego, pero las recompensas son infinitas: la satisfacción de conseguir el primer cliente, de terminar la primera obra, de crear puestos de trabajo, sin duda compensan todo el trabajo duro.
Maite:
Como única mujer en el panel, me gustaría empezar destacando la evolución de la mujer en el campo de la ingeniería. Desde que en 1976 se graduó la primera ingeniera del ICAI, el número de chicas en la universidad ha crecido drásticamente: tanto en la mía como en las últimas promociones se mantiene del orden del 25%.
En los últimos años, el mundo laboral ha cambiado y se ha abierto de forma importante a las mujeres. Sin embargo, las diferencias entre el desarrollo de mujeres y hombres en el mundo profesional, especialmente cuando miramos a los datos que enseñan la diferencia entre el números de mujeres en posiciones de dirección, indican que aún hay camino por recorrer en temas de igualdad laboral y profesional. Las razones de estas diferencias
no están aún claras.
Aunque faltan datos concluyentes que nos den ideas de las soluciones a adoptar para tener más alumnas en ICAI, y para conseguir que tanto los ingenieros como las ingenieras de ICAI tengan las mismas oportunidades para desarrollarse profesionalmente y conseguir lo que se propongan, numerosos estudios demuestran que todos estamos condicionados por nuestro entorno, nuestra cultura, las expectativas sociales y estamos sujetos a lo que los investigadores llaman sesgos inconscientes. Estos sesgos inconscientes pueden ser un enemigo para las ingenieras del ICAI y para las mujeres que conocéis (hijas, hermanas, amigas). Si me hubierais preguntado hace un año si yo misma tenía un sesgo así hubiera respondido que no… A fin de cuentas, estaba haciendo un doctorado en MIT, en un tema que me apasiona, y estaba tan convencida como hoy que si trabajas mucho puedes conseguir lo que quieras. A pesar de todo, accedí a ir con una amiga a una charla sobre sesgos inconscientes que daban en la universidad. La ponente de la conferencia nos habló de estudios científicos que han demostrado que si ponemos un nombre de mujer u hombre al mismo currículum, tendemos a evaluarlo de forma diferente. También se ha visto que desde que las audiciones de conciertos se hacen con el músico detrás de un biombo el número de mujeres en las orquestas ha subido. Después de introducir el tema, la ponente nos hizo un test a la audiencia a ver si teníamos sesgos o no. Para mí fue una revelación pensar que a pesar de lo concienciada que pueda estar con el tema, tengo una asociación fuerte de mujer y familia, y hombre y trabajo. Hay muchos test que podéis hacer vosotros mismos en internet si os interesa el tema. Muchas empresas están empezando a hacer programas de formación a sus empleados. Si negamos que tenemos estos sesgos, cuando estamos metidos en el día a día y tomamos decisiones rápidas, nuestro cerebro emplea heurísticos para decidir si “esta trabajadora” es tan buena como “este trabajador”.
Mi carrera profesional no sería la misma si no hubiera contado con un apoyo increíble de mis compañeros de promoción y de los ingenieros del ICAI que han estado encantados de enseñarme, ser mis mentores, y darme consejos e ideas. Es importante que sigamos trabajando para asegurar que como cuerpo estamos sensibilizados ante este tema y seguimos dando buenos ejemplos a las ingenieras del ICAI y a las mujeres (y a los hombres) para que estos sesgos desaparezcan en un futuro cercano.
Otros retos a los que nos enfrentamos los ingenieros del ICAI están relacionados con nuestro impacto en la sociedad: los efectos de la industrialización en el medio ambiente; el acceso universal a agua, energía, la educación; la crisis de refugiados, etc. En un mundo cada vez más conectado e industrializado, la proyección a la sociedad de los ingenieros del ICAI empieza en nuestra escuela, con un plan de estudio que incluye asignaturas como ética, pensamiento social cristiano, energías renovables, medio ambiente, etc. Los ingenieros del ICAI somos conscientes de los múltiples retos a los que se enfrenta nuestra sociedad. La concienciación en estos temas desde nuestra profesión es muy importante. El trabajo que hace el Colegio de ingenieros con la Fundación Ingenieros del ICAI para el Desarrollo, como comentaba Luis Alberto, la proliferación de proyectos de ingeniería con gran impacto en países en vías de desarrollo demuestra que no es necesario separar el desarrollo de nuestra profesión de nuestros valores. El 64% de la generación del “milenio” dice que para ellos es una prioridad hacer del mundo un lugar mejor. El impacto del trabajo es uno de los indicadores que los jóvenes miran cuando valoran una oportunidad profesional y es una forma de atraer y retener talento joven. Esto podría ser también una forma de crear opciones académicas más atractivas para las nuevas generaciones, más concienciadas por el impacto social.
Si hablamos del impacto global de los ingenieros del ICAI, no nos podemos olvidar de otra variable que ha cambiado sustancialmente en los últimos años: los ingenieros de ICAI somos cada vez más internacionales, y no nos circunscribimos únicamente a España. Quizás empujados por la reciente crisis económica, o tal vez ayudados por una tendencia generalizada, los ingenieros del ICAI cada vez tenemos más presencia global. Si revisamos los resultados de la encuesta profesional del Colegio, 8% de ICAIs vivía y trabajaba fuera de España en 2010. En 2014, ese número había crecido hasta casi un 12%, y estoy seguro de que el número es incluso mayor. Si hacemos una búsqueda rápida en LinkedIn, tan solo en EEUU encontramos a 300 ICAIs. Desde la Universidad, se han establecido acuerdos con algunas de las mejores universidades del mundo para enviar y recibir alumnos, se fomenta el uso de idiomas en el ámbito profesional, y se incentiva cada vez más a los estudiantes a tener experiencias internacionales. No obstante, y como diríamos en las clases de matemáticas de primero: esto es condición necesaria pero no es suficiente. Hay otro componente muy importante del que somos responsables los ICAIs que vivimos fuera de España: tenemos el reto delante de nosotros de repetir lo que las generaciones anteriores hicieron en España para extender la marca ICAI en el extranjero y reforzar los lazos entre los que vivimos en las principales ciudades fuera de España. Si hoy estamos todos aquí es fundamentalmente por nuestro sentido de comunidad. Y esta comunidad nos debe acompañar dentro y fuera de España.
La visión que hemos presentado Rafa y yo de los ingenieros del ICAI de nuestras promociones es algo diferente de la que presentaron Luis Alberto y Ramón, y sin embargo cabe destacar los fuertes lazos comunes. Estamos convencidos que los nuevos retos que la sociedad nos presentan son una oportunidad excelente para seguir consolidando la marca ICAI a donde quiera que vayamos. Esperamos que este congreso sea un punto de encuentro más y un punto de discusión para entre todos poner en marcha iniciativas que nos ayuden a seguir definiendo y cumpliendo nuestra misión con el mismo éxito de los primeros ingenieros del ICAI.
RAMÓN RODRIGÁÑEZ (estudiante 1º Máster)
Muchas gracias, Maite, en el cambio de palabra.
Buenos días a todos, Me llamo Ramón Rodrigáñez, tengo veintidós años y soy estudiante de primero de Máster de ICAI. Pertenezco a la promoción que entró en 2011 al plan de Grado en Ingeniería Electromecánica, la segunda con el plan Bolonia. He estado los dos primeros años en Madrid, los dos siguientes en el programa de doble titulación con la Ecole Centrale de París y ahora estoy de vuelta en ICAI para el Master.
Quisiera en primer lugar agradecer a la Asociación y al Colegio de Ingenieros del ICAI mi participación hoy aquí, y en especial a Juan Zaforas y a Jaime de Rábago por su apoyo incondicional. También quiero agradecérselo a Mariano Ventosa porque sé que su recomendación ha pesado mucho sobre la decisión de que hoy esté delante de tanta gente a la que admiro.
Decía Henri Ford que “Llegar juntos es el principio. Mantenerse juntos, es el progreso. Trabajar juntos es el éxito”.
Creo que deberíamos tener muy en cuenta sus palabras a lo largo de este congreso para buscar esa unidad que consiga que salgamos de aquí con las ideas claras de cómo hacer progresar nuestra escuela y convertirla en una de las mejores del mundo.
Tengo la oportunidad de hablaros durante apenas 8 minutos en los que trataré de daros mi humilde opinión sobre 3 temas que son muy importantes para mí y para muchos jóvenes estudiantes hoy en día:
- El sentimiento de pertenencia a ICAI
- El emprendimiento y la creación de empresas en ICAI
- La internacionalización del ICAI
1. EL SENTIMIENTO DE PERTENENCIA A ICAI
En primer lugar quisiera compartir con vosotros mis impresiones como estudiante acerca del sentimiento de pertenencia a ICAI. Como ha explicado (… referencia a otros ponentes que hayan hablado de ello…), ICAI se inició con un gran sentimiento de pertenencia ante las dificultades que tuvieron que padecer los primeros ingenieros formados en esta casa. Sin embargo, el paso de los años han ido mermando este sentimiento de unidad de los ICAIs hasta el punto de que hoy en día muchos estudiantes y jóvenes profesionales con dobles titulaciones suelen poner en su CV o su LinkedIn su otra universidad antes que ICAI. Con esto no quiero decir que ya no exista un orgullo de pertenencia a ICAI, pues vuestra presencia hoy aquí es prueba de que el sentimiento de unión de nuestros precursores sigue vivo. También es prueba de ello la asistencia solidaria y desinteresada hoy de muchos estudiantes amigos míos que están ayudando a que este congreso sea una realidad y a los que agradezco su colaboración. No obstante, las evidencias de que este sentimiento se ha mermado son evidentes.
La pregunta que os haréis sin duda ahora es, ¿por qué? Y sobre todo, ¿cómo cambiamos esto? Pues bien, yo creo que hay una razón que pesa mucho en esta falta de unión y que es posible de resolver en el medio plazo: y es el Campus.
Aunque para los que vivimos en Madrid es un placer poder ir en metro o autobús a la universidad, es innegable que en universidades como Centrale Paris en mi caso o como el MIT en el caso de Maite son lugares donde se fomenta mucho más el sentimiento de unidad y el orgullo de pertenencia. La vida universitaria en estos centros es una verdadera experiencia de aprendizaje, de apertura y de unión que quedan grabados para toda la vida. Luego es lógico que estos sitios reciban donaciones mucho más significativas de sus ex alumnos, pues se sienten mucho más en deuda con la escuela por la inolvidable experiencia de estudiar y vivir en ella. Un campus permitiría a ICAI además muchas cosas: más espacio para los laboratorios, una mayor capacidad para acoger a asociaciones de estudiantes y sería un reclamo de cara a los estudiantes internacionales.
Sé que es una aventura complicada y sé que muchos creen que lo importante es la comodidad para el alumno y los profesores, pero creo sinceramente que ICAI avanzaría mucho si reforzara este aspecto cambiando el campus urbano por uno en Canto Blanco.
2. EL EMPRENDIMIENTO Y LA CREACIÓN DE EMPRESAS
El segundo tema del que os querría hablar es el emprendimiento y la creación de empresas. Sé que quizás sonará raro de parte de un alumno con apenas experiencia en este ámbito, pero siento también la necesidad de compartir con vosotros la visión de muchos estudiantes en este aspecto. Hasta el momento, he creado una startup que mejora interacción en clases magistrales y conferencias llamada Askee y soy co-fundador en España de una red internacional de talento joven llamada Nova que busca conectar a los estudiantes y jóvenes profesionales con mayor potencial con las mejores empresas. Estas dos ideas me apasionan y me encantaría poder dedicarme más a ellas para hacerlas crecer y evolucionar. No obstante, en ICAI no encuentro ni el tiempo ni los recursos para lanzarlas y estoy teniendo que hacer un gran esfuerzo para sacarlas adelante.
El año pasado en Centrale pude dedicarle más de un día entero a la semana a Askee y recibimos apoyo de la incubadora de la escuela y de múltiples expertos. Gracias a este tiempo y a esta ayuda, transformamos un simple proyecto de estudios en una startup que hoy tiene ya su primer cliente y que esperamos llevar pronto a las universidades de todo el mundo.
Y es que creo que la universidad debería ser el lugar más adecuado para emprender: ahora más que nunca tenemos la creatividad, el tiempo, la motivación y la flexibilidad de poder intentarlo, equivocarnos y aprender. Es mucho más difícil y tiene mucho más mérito hacerlo cuando ya se tiene familia e hijos, pues la responsabilidad es mucho mayor.
Como os decía, creo que en ICAI este tipo de iniciativas no están aun suficientemente apoyadas. Han surgido clases optativas como Emprendimiento e Innovación en el Master, pero 2º de Master es ya muy tarde para estas clases pues la mayoría de los alumnos ya tiene trabajo o no tiene tiempo para desarrollar la idea lo suficiente antes de acabar el curso.
Por eso no es de extrañar que el 90% de los ICAIs trabaje por cuenta ajena y que el 80% lo haga en multinacionales. Está claro que el producto ICAI es un gestor de primera. Sin embargo, la creación de empresas está en lo más profundo de nuestra identidad, con ilustres emprendedores como Javier Benjumea, fundador de Abengoa. Debemos recuperar esta iniciativa a toda costa para que los ICAIs puedan progresar y tener un papel más determinante en este mundo donde la tecnología e internet están cambiando de manera radical la forma de hacer negocios.
De nuevo os preguntaréis, ¿cómo hacemos esto? Pues bien, tampoco tengo yo una solución definitiva, pero lo que está claro es que es necesario profundizar en dos temas:
- Lo primero y fundamental es fomentar el emprendimiento entre los alumnos y darles un tiempo y un marco
donde desarrollar estas ideas. Se podría por ejemplo dedicar los proyectos Fin de Grado y/o Fin de Master a
crear una Business Plan serio de las ideas de negocio. - Lo segundo es mejorar y expandir las herramientas que se ponen a disposición de los alumnos y ex alumnos.
Actualmente están surgiendo iniciativas de parte de la universidad, ha surgido la clase de Emprendimiento en
2º de Master y la Asociación de Ingenieros de ICAI ha creado la empresa ODICEO como mecanismo de financiación.
No obstante, creo que el colectivo ICAI podría crear un ecosistema mucho más completo en el que se pudieran apoyar y lanzar estos proyectos.
3. LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL ICAI
Finalmente, os quisiera hablar de un tercer tema que considero también fundamental desde el punto de vista de los alumnos, y es la internacionalización. En este mundo globalizado, un joven ingeniero sin idiomas y sin experiencia internacional tiene muchas menos posibilidades a nivel profesional. Además, la experiencia internacional nos sirve para abrir nuestra mente a nuevas culturas, nuevos métodos de aprendizaje y nuevas costumbres que nos enriquecen desde el punto de vista personal y no hacen mejores personas y mejores profesionales.
Quiero felicitar a la escuela y resaltar los grandes progresos en este sentido. Si hace apenas dos décadas casi ningún estudiante se iba de intercambio, hoy en día el 90% de los estudiantes se va de intercambio al menos un semestre. Yo mismo como os decía me he ido 2 años de intercambio a París en los que he aprendido un nuevo idioma, una nueva manera de trabajar y he hecho amigos de todo el mundo: Francia, Italia, Alemania, Chile, Irán, China o Japón.
Creo aun así que tenemos margen de mejora. El principal reto de ICAI en el ámbito internacional es balancear la entrada y salida de alumnos, pues como sabéis probablemente, recibimos muchos menos de los que se van. Esta situación no es sostenible en el largo plazo por muy buena imagen que ofrezcamos los ICAIs en las universidades de destino, de modo que hay que trabajar para ser más atractivos de cara a los extranjeros y que nos elijan antes que universidades como la Politécnica de Madrid. Para ello, avances como los dobles títulos con ICADE son sin duda un reclamo para los estudiantes, pero son aún insuficientes para alcanzar el equilibrio. Creo que la propuesta que os hacía de un verdadero campus con asociaciones fuertes de acogida de internacionales o programas de emprendedores sólidos podría atraer muchos extranjeros a ICAI que luego se convertirían en nuestros mejores embajadores por el mundo.
Conclusión. Os dejo con estas tres ideas:
- Que debemos mejorar el sentimiento de pertenencia a ICAI para competir entre las mejores universidades del mundo y para ello es fundamental un campus que sintamos como nuestras raíces
- Que es necesario hacer resurgir de nuevo papel de los emprendedores en ICAI con mayores facilidades para apoyar a los estudiantes y mejores herramientas para formarles y lanzar sus proyectos
- Que aunque ha avanzado, aún hay mucho que hacer en la internacionalización del ICAI, sobre todo para aumentar la llegada de extranjeros que sean nuestros mejores embajadores por el mundo.
Muchísimas gracias por vuestra atención.
Bueno, pues después de la profundidad y, si me apuráis, de la trascendencia de tamañas intervenciones, casi me da hasta cierto pudor cerrar esta Conferencia inaugural.
¡Menudos retos nos han puesto encima de la mesa nuestros queridos compañeros….!. Cada uno de los temas que han sacado a colación daría para un Congreso en sí mismo…!
Como habéis podido apreciar en este pequeño recorrido transgeneracional, hay muchos temas a tratar, muchas cuestiones sobre las que debatir y muchos asuntos de trascendencia para el futuro del ICAI, para nuestro futuro.
Tiempo habrá el próximo sábado día 21, cuando presentemos las conclusiones, para extenderse en los principales puntos, pero os voy avanzando que habrá mucho que hablar y debatir sobre
- Asuntos, llamémosles, “externos” al ICAI, tales como la globalización, la creación de empresas y la necesaria reindustrialización (básica y de 4.0) de nuestra querida España, tan azotada por la terrible crisis de los últimos años.
- Pero también sobre asuntos más nuestros, más “internos”, tales como el papel de la mujer en el ICAI, el sentido de Cuerpo como colectivo humano, la salud del famoso espíritu del ICAI y la tan necesaria proyección de nuestra actividad hacia la sociedad, desde una perspectiva católica de la vida, que es donde el ICAI (no olvidemos nunca lo que nuestras siglas significan: Instituto Católico de Artes e
Industrias) encuentra su verdadera razón de ser.
No voy a añadir mucho más que lo que un día oí decir a alguien acerca de que: “Aquel grupo humano que se olvida de sus mayores, de su pasado, de su historia, no tiene ni arraigo ni memoria. Y, peor, aquel grupo humano que desatiende a sus jóvenes, simple y llanamente, no tiene futuro”.
Pues bien ya lo habéis podido comprobar vosotros mismos con estas intervenciones: en el ICAI tenemos mucho
pasado, mucha historia, mucha memoria, y mucho arraigo, pero, y esto lo digo con una indisimulada emoción y como pequeño pero sentido homenaje a donde empezó todo, hablando en esta Aula Magna que tanto respeto suscita entre todos nosotros y sobre todo entre los que llevamos ya muchos años colaborando como profesores de la Escuela, en dedicación exclusiva o en paralelo con nuestra vida profesional,… en el ICAI, decía, tenemos sobre todo, mucho, mucho futuro por delante, gracias al esfuerzo continuo y diario de los profesores, de todos y cada uno de nuestros queridos profesores y, por supuesto, gracias al trabajo duro y sacrificado de los alumnos, de todos y cada uno de nuestros queridos alumnos.
Sin más, queridos compañeros, queridos amigos, queridos todos, muchas gracias por vuestra atención y sed muy bienvenidos, a éste nuestro VII Congreso Nacional de Ingenieros del ICAI.
Jaime de Rábago